miércoles, 23 de enero de 2008

Programa del N.S.D.A.P


Por Gottfried Feder
Título del original en alemán: DAS Programm der NSDAP un seine weltanschaungen grundgedanken.
(El programa del NSDAP y sus concepciones doctrinarias fundamentales)
EDITORA CENTRAL DEL NSDAP (Partido Nacionalsocialista. Alemán de los Trabajadores) Munich 1938
Versión castellana de Eva Pardo De La Cruz
INDICE
Prólogo a la presente edición
Prefacios de G. Feder
1. Manifiesto partidario oficial (ref. campesinado y agricultura)
El Programa del N.S.D.A.P.:
2. Los 25 puntos
3. Las ideas fundamentales .
4. Las exigencias programáticas en particular
5. Lo que no queremos
6. Palabras finales
PROLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN
La concepción doctrinaria del Nacionalsocialismo -cuya enorme significación histórica huelga resaltar- ha sido completamente ocultada a los ojos de los pueblos a través de una montaña de mentiras y de burdas patrañas e incluso, paradójicamente, hasta no pocos de sus partidarios actuales poseen sobre él un conocimiento rudimentario. Durante la existencia del Tercer Reich, la imperiosa necesidad de contrarrestar, aunque fuera parcialmente, la descomunal y calumniosa propaganda aliada, impidió la divulgación masiva fuera de Alemania de los textos fundamentales de un pensamiento filosófico-politico al que puede calificarse sin exageración, como el más revolucionario de la historia.
La agobiante e ininterrumpida campaña de acción psicológica, de escala mundial, orquestada por el judaísmo internacional y sus agentes liberales y marxistas ha cubierto de fango todo lo que sea Nacionalsocialismo y esto ha sido realizado de modo tal, que para la mayoría de la gente se trata de un movimiento de feroces y peligrosos monstruos preocupados exclusivamente en someter al universo y satisfacer sus enfermizos y sádicos instintos. En semejante clima, hábilmente prefabricado, no puede pretenderse no ya la, menor simpatía por los camisas pardas, sino ni siquiera interés alguno en conocer su ideario.
Se puede sostener cualquier ideología por más absurda y antinatural que ella sea, se puede profesar abiertamente el marxismo -que circula tranquilamente por el mundo libre -, pero los campeones de la libertad de pensamiento (una de las muletillas utilizadas contra la Alemania de Hitler), no permiten que nadie proclame su fe nacionalsocialista, bajo amenaza de ser fulminado por los rayos de los dioses del Olimpo democrático. ¡Hasta se deforma el nombre de la doctrina, llamándola peyorativamente "nazismo"l
Pese a todo, algunos sectores de las nuevas generaciones, hastiados del infierno de la sociedad de consumo, no son ya atrapados por las seducciones del "paraíso" rojo. Observan desdeñosamente las mistificaciones que los rodean y los que aún no han abrazado el estandarte de la cruz gamada, han comenzado a prestarle respetuosa atención, encontrando en él, con razón, una atracción irresistible. ¡Es que empieza a descubrirse que los enemigos del Movimiento Nacionalsocialista son justamente los verdugos y los explotadores de la humanidad!
Nada más indicado para aprehender la esencia de la cosmovisión hitleriana que recurrir a su fuente más autorizada: la Biblioteca Oficial del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (N.S.D.A.P.). Precisamente el Cuaderno Nº 1 de la misma lo constituye EL PROGRAMA Nacionalsocialista, analizado por su Director, el célebre Gottfried Feder -designado expresamente por el Führer responsable de la difusión y definición ideológica -, autor del no menos célebre Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés, uno de los ejes del Nacionalsocialismo.
Resulta sumamente difícil hallar las palabras adecuadas para poner de manifiesto la trascendencia, el sentido profundamente revolucionario y la tremenda vitalidad histórica que trasunta este Programa que modelará, a no dudarlo, el mundo del mañana.
Si bien EL PROGRAMA Nacionalsocialista es de una claridad y precisión tales que, prácticamente, nos eximen de todo comentario cabe, sin embargo, hacer una acotación en un punto crucial: el que se refiere al campo económico-social. Un análisis superficial que no tenga en consideración todos los datos del problema, puede hacernos incurrir en el grave error de suponer que el Nacionalsocialismo defendió las estructuras capitalistas, tal como sostiene la propaganda comunista. La lectura del Programa parecería ratificar esta afirmación dado que, efectivamente, la propiedad individualista de los medios de producción (que no otra cosa es el capitalismo) es, aunque con reservas, aceptada. ¿Cómo se entiende esto? ¿Cuál es realmente la postura nacionalsocialista en este aspecto? Veamos.
En primer término, reparemos que el Nacionalsocialismo, como los restantes Movimientos Nacionales del siglo, a diferencia del, demoliberalismo y del marxismo que son engendros de laboratorio, irrumpe en la escena histórica como una reacción natural, biológica, de la Comunidad avasallada, por tanto, es comprensible que encerrara inicialmente ciertas falencias en sus formulaciones teóricas que con posterioridad serían superadas sobre la marcha. Por otro lado, lo que cuenta en un movimiento revolucionario no es la letra sino el espíritu que lo anima. Y precisamente en el espíritu nacionalsocialista campea una radical y violenta oposición al capitalismo. ¿No se habla en el Programa, acaso, de la lucha entre el Trabajo -encarnado por el NSDAP - y el Capital - personificado en el judaísmo y los sistemas burgueses, democráticos y marxistas, que le sirven dócilmente?-. ¿No dice Feder que el Nacionalsocialismo es del todo distinto que el capitalismo? Ha sido el propio Hitler quien calificó a la tesis del "quebrantamiento de la servidumbre del interés" -según podrá constatar el lector - como Ia esencia del Nacionalsocialismo (que, por lo demás, no se denominó así por simple capricho u oportunismo). Y Ia servidumbre del interés" es, a su vez, la esencia de la sociedad capitalista.
La coyuntura especialisima en que se desenvolvió la Revolución Nacionalsocialista, incidió negativamente sobre el desarrollo orgánico de su posición anticapitalista. Al acceder al poder, Hitler se encontró con una Alemania sumida en la ruina más indescriptible (1) y cercada por poderosísimos enemigos. Había, por ende, forzosamente que efectuar el proceso revolucionario en dos etapas, la primera de las cuales tenía como fin la liberación política y la construcción del Estado Nuevo, única manera de enfrentar con alguna posibilidad de éxito a los enemigos externos que querían impedir a toda costa la resurrección alemana (en la que estaba implícita la resurrección de la civilización blanca), lo que desgraciadamente a la larga sucedió.
La segunda fase revolucionaria, la liberación total de la Comunidad de las formas burguesas, debía quedar Para más adelante, puesto que las alteraciones en el ritmo de la producción que automáticamente trae aparejada toda modificación de las relaciones en el seno de la empresa, acarrearían inevitablemente consecuencias fatales para Alemania, que no se hallaba en condiciones de derrochar energías de ninguna índole y que debía, con rapidez fulmínea, volear la totalidad de sus fuerzas en el plano de la política exterior.
(1) A consecuencia del humillante "Tratado" de Versalles y de la oprobiosa República de Weimar, impuestos por las Plutocracias vencedoras en la Gran Guerra de 1914-18.
Ante ello, el régimen nacionalsocialista evidenciando una vez más su autenticidad revolucionaria, decidió llevar a cabo una serie de experiencias pilotos en el ámbito económico-social, destinadas inteligentemente a preparar el camino que la Nación transitaría en el porvenir, superadas las graves contingencias del presente. En tal sentido se fomentó la creación de empresas basadas en la propiedad comunitaria de las herramientas de trabajo como la famosa Volkswagen, ejemplo de capacidad productiva y de eficiencia técnica. Paralelamente, se instauró el Frente del Trabajo Alemán, cuyas características eran las siguientes: 1. Integración de todas las empresas industriales y agropecuarias de Alemania, a la que se definía -en este aspecto - como una gigantesca comunidad de producción; 2. Modificación sustancial de la sociedad anónima, lo cual significó: a. transformar las acciones en simples obligaciones; b. traspasar casi íntegramente la plusvalía a manos del Estado, quien la distribuía en función de las necesidades nacionales; el capitalista recibía un ínfimo porcentaje que a partir de 1939 quedó reducido sólo al 3 % anual (1); responsabilizar ante la Comunidad al jefe de la empresa (2) del desempleo eficaz de la misma. (Esta fiscalización se realizó por intermedio de diversos organismos, el principal de los cuales era el originalisimo Tribunal de Honor Social).
Asimismo se prohibió bajo pena de muerte el interés del dinero, hecho inédito en las sociedades contemporáneas (3). El préstamo recuperó su antiguo sentido comunitario, dejando de ser usura legalizada. El dinero volvió a ser concebido como mero instrumento de intercambio de bienes y servicios en lugar de medio de lucro y de opresión de la Nación, como sucede en la democracia. La economía se apartó del patrón oro para basarse, como corresponde a su naturaleza, en la capacidad de producción nacional (4).
(1) Esta ha sido, básicamente, la fórmula que hizo posible implementar una economía de guerra que convirtió a Alemania, en un par de años, en la primera potencia militar del planeta, y conjuntamente en la Nación de más alto nivel de justicia social, fenómeno incomprensible para los seudoeconomistas burgueses y marxistas.
(2) Dicho cargo, por lo general, no era ejercido por los dueños del capital -cuyos derechos eran ya nominales - puesto que se trata de una función - técnica.
(3) En la propia URSS, además de sustraerse a los obreros el producto de su trabajo, ha comenzado a implantarse paulatinamente el lucro en las empresas.
(4) Ello motivó la aparentemente inconcebible proposición de Churchill de que serían reconocidas las exigencias germanas con la sola condición de la vuelta al patrón oro que, como es sabido, es la clave del poder judío mundial del que era testaferro el primer ministro británico.
Como puede comprobarse de hecho el capitalismo había desaparecido. Aunque no se podía en ese momento, como hemos visto, efectivizar el cambio integral de la infraestructura económico-social, el sistema nacionalsocialista no se limitó -como en otros países - a paliar o suprimir sólo los efectos de aquél sino que lo hirió de muerte. La clase burguesa casi no existía y había sido despojada de todo su poder.
En el terreno de las realidades concretas, ¿quién ha aventajado al Nacionalsocialismo? El tan declamado socialismo de los países marxistas es sólo una máscara que no logra ya disimular un brutal capitalismo de Estado, más tiránico aún que el de tipo demoliberal por su grado de concentración, en el cual una nueva clase de oligarcas lleva al paroxismo la expoliación de los productores (1). El Nacionalsocialismo, en cambio, ha sido y es el único movimiento genuinamente revolucionario y liberador. Es el verdadero socialismo, esto es, la síntesis totalitaria y armoniosa que resulta de la complementación orgánica de los conceptos de propiedad y de sociedad.
La circunstancia de que el régimen hitleriano haya tenido sólo doce años de vida, la mayor parte de los cuales fueron absorbidos por la guerra y sus prolegómenos, hacen aún más sorprendente y encomiable la inmensa obra realizada. ¡Qué metas se habrían alcanzado con un margen sólo un poco más dilatado de tiempo! Sus adversarios lo sabían y actuaron en consecuencia para impedirlo. Valiéndose de las más descaradas y cínicas provocaciones, obligaron al enemigo mortal de su intereses a una guerra prematura en la cual una colosal desproporción de efectivos, frustró la empresa casi increíble de la Alemania Nacionalsocialista.
(1) Las tensiones sociales que se traslucen en los reiterados intentos de muchos de sus habitantes de abandonar el territorio y las sublevaciones obreras y campesinas -aunque violentamente reprimidas siempre latentes - acaecidas en casi todos los países torturados por el bolcheviquismo, son las pruebas dramáticas de lo expuesto.
Queremos señalar, por último, que la creencia bastante extendida que circunscribe el Nacionalsocialismo a Alemania, es absolutamente equivoca y entraña un prejuicio acientífico forjado deliberadamente por los sofistas burgueses. Por el contrario, en tanto es la expresión orgánica del orden social natural, posee validez universal e implica la única respuesta histórica válida para nuestra hoy sojuzgada raza aria, creadora de las más elevadas manifestaciones de la cultura y del espíritu humanos (1).
Adolf Hitler sucumbió voluntariamente con su pueblo -en la catástrofe histórica de mayor dimensión que haya sufrido Occidente - en cumplimiento del Programa que el lector tiene entre sus manos. A través del mismo, sin embargo, el Führer sigue viviendo en su fieles combatientes que día a día se acrecientan. El Nacionalsocialismo constituye la garantía de su eternidad.
De ahí la importancia excepcional que revista EL PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA, basamento inesquivable de un Nuevo Orden que inexorablemente se impondrá y cuyos signos germinales comienzan a vislumbrarse.
FEDERICO RIVANERA CARLES. Buenos Aires, octubre de 1975.
(1) Esta verdad irrefutable y trascendente tal fue lúcidamente comprendida por las juventudes de toda Europa que la avalaron con su sangre y su martirio en las legendarias divisiones de la Waffen-SS.
PREFACIO DE LA PRIMERA EDICION
El Congreso Partidario de 1926, en Weimar, decidió iniciar la publicación de una serie de textos que, en forma sintética y orgánica, se ocupen de todas las áreas importantes de nuestra vida política. Estos cuadernos han de proporcionar una imagen unitaria y fidedigna de la posición del Nacionalsocialismo con respecto a los distintos problemas comunitarios, indicando con precisión la metodología adecuada a las deficiencias y los errores.
Se trata, por consiguiente de examinar exhaustivamente «cuál es la situación», luego indagar científicamente «cómo llegó a producirse para después, construyendo creativamente, dar respuesta a la cuestión vital: "QUÉ HACER AHORA?. Mostrar nuevos caminos en la vida estatal, en las finanzas y en la economía, ese debe ser el cometido principal de estos trabajos que se diferencian de los escritos usuales, que impregnados de cientificismo no se atreven a ir más allá de la tarea de clasificación retrospectiva del "historiador", o que en mérito a la «objetividad» y al "realismo" se limitan a reflejar todas las opiniones.
Erigir en este caos un "rocher de bronce" de el estudios rigurosos y extraer consecuencias claras, para conformar una voluntad política monocorde, tal es el objetivo que nos hemos propuesto.
Por este motivo nuestros manuales -con toda la libertad en los detalles - deben mostrar irrevocable e imperturbablemente las grandes concepciones fundamentales del Nacionalsocialismo en forma categórica e inequívoca.
Adolf Hitler me encomendó la publicación de esta colección que ha de constituir la Biblioteca Oficial del Partido.
Al Congreso Partidario del presente año entrego como primer cuaderno El Programa del NSDAP. A nuestro Führer Adolf Hitler le expreso mi especial gratitud por la revisión del manuscrito.
Mumau a.Staffelsee, agosto de 1927. Gottfried Feder
PREFACIO DE LA CUARTA EDICION
Justamente un año después de la aparición de la primera edición de EL programa del N.S.D.A.P., ya se hace necesaria una 4ª edición, nueva prueba contundente del desarrollo potente y vigoroso del Movimiento.
Con acentuado énfasis Adolf Hitler declaró en el Congreso de Dirigentes del Reich (Reichsführertagung) del 31 de agosto del presente año: "Las cuestiones programáticas no ocupan la atención del Congreso de Dirigentes: el Programa está fijado y no toleraré jamás que se sacudan los fundamentos doctrinarios del Movimiento". A esta declaración decisiva del Führer adhiero de todo corazón, pues nada es más peligroso para la estabilidad y el empuje de un movimiento político de nuestra índole, que si a posteriori se practica una crítica negativa de su base firme -el Programa-, o si se producen discusiones al respecto. Un cambio de ideas sobre tal o cual punto del Programa es, por el contrario, fructífero, y puede y debe enriquecer y ahondar el mundo ideológico del Nacionalsocialismo.
Respecto a los problemas cotidianos y de política diaria, las opiniones frecuentemente divergirán, ya que la postura de nuestras representaciones parlamentarias muchas veces no son comprendidas de inmediato, si por motivos tácticos deben hacerse concesiones, pero distinto es cuando se trata de cuestiones básicas programáticas: aquí no puede ni debe ser distorsionado ni menos aún traicionado nada para, digamos, obtener ventajas del momento.
Quien en la cuestión judía, en nuestra lucha contra la alta finanza, el pacto de Dawes o la política de pauperización o en otros aspectos programáticos cree no poder concordar con nuestros caminos y metas fijadas inamoviblemente, quien piensa poder comprar la libertad de la Nación alemana a través de la Liga de las Naciones o de Locarno, mediante compromisos y cobardía, ese no tiene nada que buscar entre nosotros, ese está fuera del N.S.D.A.P. Nosotros rechazamos absolutamente su mejor saber privado, que suele exteriorizarse en forma insistente en sabios escritos y elocuentes discursos.
Asimismo rechazamos a los del "si pero" que si asienten en general, siempre tienen pronto un "pero" con respecto a cualquier punto.
El que esté de acuerdo con nuestras demandas, que posponga sus escrúpulos por cualesquiera cuestiones accesorias. No existe una concordancia absoluta de todos en todos los detalles, menos tratándose de un movimiento combativo político.
Distinto es, si eventualmente un punto del Programa es explotado mediante falsas interpretaciones por extraños o deformado canallescamente por nuestros adversarios políticos, tal cual ya ha sucedido. Aquí tiene que darse y se dará la interpretación oficial.
Así el Punto 17 del Programa, arrancado de su contexto, ha encontrado una falsa y malintencionada explicación y una imputación malévola por parte de nuestros enemigos. Adolf Hitler dio por lo tanto, de acuerdo con mi propuesta, el 15 de abril de 1928, la siguiente Declaración:
"Frente a las mendaces interpretaciones del Punto 17 del programa del N.S.D.A.P. por parte de nuestros adversarios se hace necesaria la siguiente declaración:
Como el N.S.D.A.P. se ubica en el terreno de la propiedad privada, resulta de por sí que el pasaje "expropiación gratuita" se refiere sólo a la creación de posibilidades legales para expropiar, de ser necesario, la tierra que fue adquirida en forma ilegal o que no es administrada conforme a los puntos de vista del beneficio popular. Esto se dirige por tanto, en primer término, contra las sociedades especuladoras de bienes raíces judías
Munich, el 13 de abril de 1928.
ADOLF HITLER.
Por supuesto no puede tratarse en absoluto de que el N.S.D.A.P. limite la terratenencia alemana en la ciudad y el campo en sus bien adquiridos derechos de propiedad, tal como ha sido sostenido mentirosamente durante la última campaña electoral por la Liga Agraria (Landbund), el Partido de Campesinos (Bauernpartei) y los nacional -alemanes (Deutschnationalen). Ningún partido practica una política agraria más clara y consecuente que justamente nosotros, los nacionalsocialistas. Del sentido y espíritu de nuestro Programa global se desprende con absoluta nitidez que sólo puede tratarse de una expropiación de tierras que, sobre todo durante la inflación, fueron escamoteadas por especuladores y usureros del exterior o del interior, casi siempre judíos, a los propietarios alemanes frecuentemente por lo que se llama "una rebanada de pan con manteca", o también en los casos de latifundios que no se administran al servicio de la Comunidad popular.
Es la finalidad de la Biblioteca Nacionalsocialista ofrecer exposiciones fundamentales, dentro del espíritu de nuestro Programa, acerca de todos los sectores de la vida nacional.
¡Ella ha de ser el arsenal ideológico para nuestra lucha de liberación!
Murnau am Staffelsee, setiembre de 1928. Gottfried Feder
PREFACIO DE LA QUINTA EDICION
Ya otra vez se ha hecho imprescindible una nueva edición. Es - como se sobreentiende en un escrito programático - una copia inalterable, en todo lo esencial, de la edición precedente.
Sólo han sido enmendados aquí y allá algunas imperfecciones en la expresión y pasajes que pueden conducir a interpretaciones erróneas. Agradezco especialmente la revisión minuciosa y las observaciones que me hiciera llegar la Secretaría de Adolf Hitler, las que han sido tomadas debidamente en consideración,
Murnau, febrero de 1929. GOTTFRIED FEDER.
PREFACIO PARA EL 326-350 MILLAR
Durante la campaña electoral por la presidencia del Reich se publica el 326-350 millar de nuestro Programa, para anunciar los pensamientos y objetivos de los nacionalsocialistas.
Mientras en el campo burgués impera confusión, miedo y caos, mientras los marxistas del gobierno hacen tentativas de represión tan ridículas como desesperadas, el NSDAP se halla en un ascenso inaudito en la historia partidaria y se dispone a alcanzar el poder político.
Nuestro Programa, nuestras metas, no han variado. No se han efectuado rectificaciones esenciales, y tampoco son necesarias. Declinamos como lo hacen otros partidos, adaptar nuestro Programa a las llamadas circunstancias. Adaptaremos, pues, las circunstancias a nuestro Programa, dominando las circunstancias.
1. MANIFIESTO PARTIDARIO OFICIAL
Reproducimos a continuación la Proclamación Oficial Partidaria del 6 de marzo de 1930, mediante la cual quedan rebatidas en la forma más contundente y adecuada, todas las mentiras sobre nuestra supuesta posición de animosidad con respecto a la agricultura alemana en lo que se refiere a la propiedad y a la herencia.
PROCLAMACIÓN PARTIDARIA OFICIAL SOBRE LA POSICIÓN DEL NSDAP RESPECTO A LOS CAMPESINOS Y A LA AGRICULTURA.
Munich, 6 de marzo de 1930.
1. Importancia de los campesinos y de la agricultura para el pueblo alemán.
El pueblo alemán cubre una considerable parte de su subsistencia mediante la importación de sustancias alimenticias extranjeras. Antes de la Guerra Mundial podíamos pagar esta importación con las entradas provenientes de nuestra exportación industrial, nuestro comercio y nuestro capital invertido en el exterior. Esta posibilidad nos ha sido cortada por el desenlace de la Guerra Mundial.
Actualmente abonamos nuestras importaciones de alimentos principalmente con dinero extranjero prestado. A través de ello el pueblo alemán se ha hundido cada vez más en la servidumbre de deudas a la alta finanza internacional manipuladora del crédito. Manteniéndose el estado actual, ella despojará cada vez más al pueblo alemán. Puede, bloqueando el crédito y con ello el suministro de alimentos, es decir, colocando a mayor altura el costo del pan, obligar, sobre todo a los proletarios alemanes, a trabajar a su servicio por jornales de hambre o dejarse embarcar como esclavos de trabajo a colonias extranjeras.
La liberación de esta servidumbre sólo es posible si el pueblo alemán puede alimentarse en lo esencial de sus propias tierras.
De ahí que el incremento del rendimiento de la agricultura nacional se ha transformado en una cuestión vital para el pueblo alemán.
Un campesinado económicamente sano, con fuerte capacidad adquisitiva es, empero, también de una importancia decisiva para las ventas de nuestra industria, remitida en el futuro cada vez más al mercado interno.
Reconocemos no sólo la importancia descollante de las capas productoras para nuestro pueblo, sino qua también vemos en el campesinado al portador principal de la salud hereditaria popular, la fuente rejuvenecedora del pueblo y la columna vertebral de la fuerza militar.
La conservación de un campesinado eficiente, también numéricamente fuerte en relación con la creciente cifra de la población total, constituye un pilar fundamental de la política nacionalsocialista, precisamente porque ésta dirigida al bienestar de todo el pueblo y a las generaciones venideras.
2. Desprecio del campesinado y descuido de la agricultura en el estado alemán actual.
El mantenimiento de un campesinado económicamente sano está gravemente amenazado en el Estado "alemán" actual. Este no tiene en consideración la importancia biológica y económica de esta capa social y actúa en oposición a la exigencia vital de un mayor rendimiento de la agricultura. Se impide el aumento de la producción agraria porque faltan los medios necesarios de explotación debido al creciente endeudamiento de los agricultores, y porque se carece de incentivo para una productividad acrecentada, ya que la labor rural ha dejado de proporcionar beneficio.
Las causas de esta rentabilidad insuficiente de las tareas del campo han de buscarse:
a) En la actual política impositiva, que grava desproporcionadamente a la agricultura. Esto ocurre por consideraciones político-partidistas, y porque la potencia mundial del dinero judío, que en realidad gobierna en la democracia parlamentaria, anhela la destrucción de la agricultura alemana, ya que entonces el pueblo alemán, y en especial la clase trabajadora, está enteramente a su merced.
b) En la competencia de la agricultura extranjera, que produciendo bajo condiciones más favorables, es beneficiada por una política aduanera hostil a nuestro agro.
e) En las ilícitas y cuantiosas ganancias obtenidas por el comercio mayorista con productos agrarios, que actualmente está, en su mayor parte, en manos de los judíos.
d) En los precios usurarios que el labrador debe pagar por el abono artificial y la electricidad a los consorcios, generalmente judíos.
Los elevados impuestos ya no pueden ser pagados con retribuciones insuficientes. El labrador, pues, está obligado a contraer deudas, por las cuales debe abonar intereses usurarios. Se hunde cada vez más en la servidumbre de los intereses y pierde finalmente su casa y su campo en favor de los dueños -preponderantemente judíos - del capital prestamista.
La clase campesina alemana es, de esa forma, desarraigada.
3. En el futuro Reich propugnado por nosotros ha de regir un derecho agrario comunitario y se realizará una política agraria comunitaria.
No puede esperarse un mejoramiento radical de la situación de apremio de la gente de campo y un saneamiento de la agricultura, mientras el Reich Alemán continúe dominado por los príncipes del dinero internacional, a través del sistema de gobierno parlamentario-democrático, pues ellos se proponen el aniquilamiento de las fuerzas autóctonas alemanas.
Recién en el Nuevo Estado alemán -esencialmente diferente - ambicionado por nosotros, campesinado y agricultura encontrarán la consideración que les corresponde como sostén principal de un verdadero Estado Comunitario germánico.
El futuro Reich se basará sobre estos principios:
I. El suelo alemán será tornado en posesión por todo el pueblo alemán y defendido por él, puesto que constituye su territorio histórico y la garantía de la conservación de su vida. Por eso, debe ser administrado en este sentido por cada uno de los propietarios del suelo.
II. Solamente los ciudadanos alemanes pueden ser propietarios del suelo alemán.
III. La propiedad de bienes raíces adquiridos legítimamente por ciudadanos alemanes será reconocida como bien hereditario.
Pero este derecho de propiedad estará supeditado a la obligación de utilizar el suelo también en beneficio de todo el pueblo.
La vigilancia de esta obligación será competencia de juzgados corporativos, que se integrarán con representantes de todos los grupos profesionales de la población que realiza tareas rurales y con un representante estatal.
IV. El suelo alemán no debe ser objeto de especulaciones financieras ni servir para renta sin trabajo a
del propietario. En adelante sólo podrá adquirir tierras el que las quiera explotar por sí mismo
En toda venta de tierras el Estado tendrá, por con siguiente, el derecho de preferencia.
Estará terminantemente prohibido hipotecar tierras a prestamistas privados. Para evitar esto, la agricultura a través de sus asociaciones corporativas o del Estado, recibirá los créditos de explotación necesarios en condiciones ventajosas.
V. Por la utilización del suelo alemán el propietario deberá pagar al Estado una tasa fijada de acuerdo al volumen y la calidad del patrimonio. Mediante este impuesto de productividad del suelo caducará todo otro impuesto estatal sobre tierras y establecimientos agrícolas.
VI. Con referencia al tamaño de los establecimientos agrícolas no puede haber una reglamentación esquemática. Un gran número de fincas pequeñas y medianas es, sobre todo, importante desde el punto de vista político-demográfico; a su lado, sin embargo, también el establecimiento grande cumple sus objetivos necesarios y está justificado, en una relación sana con respecto a la finca pequeña y mediana.
VII. El derecho de herencia de tierras se regulará a través de un derecho de heredero principal, que evitará, de esa manera, un parcelamiento antieconómico de la tierra y el consiguiente endeudamiento del establecimiento.
VIII, El Estado tiene el derecho de la expropiación contra una indemnización apropiada:
a) de tierras que no se encuentren en poder de ciudadanos alemanes;
b) de tierras que, según el fallo del juzgado corporativo competente, por mala e irresponsable administración de sus propietarios, no sirvan al abastecimiento del pueblo;
c) de fracciones de latifundios no administrados por los propietarios mismos con el objeto de la radicación de un campesinado libre;
d) de tierras, que en beneficio de la totalidad del pueblo se requieran para fines estatales especiales (por ejemplo obras de vialidad, de defensa nacional etc.);
Las tierras adquiridas ilegalmente (en el sentido del Derecho comunitario germánico), se expropiarán gratuitamente.
IX. Una colonización planificada -de acuerdo con amplios puntos de vista político-demográfícos - de las tierras no explotadas o recuperadas, es tarea prioritaria del Estado.
Las tierras serán adjudicadas a los pobladores como enfiteusís hereditaria en condiciones iniciales que posibiliten su explotación.
La selección de los postulantes se realizará, teniendo en cuenta su idoneidad cívica y profesional como poblador. Los hijos de agricultores sin derecho a herencia (inciso VII), serán especialmente considerados.
Ante todo, es importante la colonización fronteriza en el Este. Pero esta no puede ser efectividad únicamente mediante la creación de fincas rurales, sino a través del desarrollo de pueblos con poder adquisitivo en combinación con un reagrupamiento de los establecimientos industriales. De esta manera se crea posibilidad de venta, que hace viable la existencia de las fincas pequeñas y medianas.
Procurar espacio de alimentación y colonización en gran escala para nuestro pueblo -teniendo en cuenta su denso volumen demográfico -, será objetivo de la política exterior nacionalsocialista.
4. La clase campesina será elevada económica y culturalmente,
El Estado tiene el deber de fomentar la elevación del nivel económico y cultural de la clase campesina, de acuerdo con su importancia para todo el pueblo, y eliminar de esta manera la causa principal del éxodo rural.
a) Por de pronto, la situación actual de agobiadora necesidad de la gente de campo, debe ser aliviada a través de facilidades político-impositivas y otras medidas especiales. Al endeudamiento de la agricultura ha de ponerse coto mediante la reducción legal del tipo de interés para el capital de préstamo a la medida de la pre-guerra y mediante el más severo proceder contra la usura.
b) El Estado ha de cuidar, a través de su política económica, de que la producción agraria vuelva a rendir;
La producción agraria nacional será protegida por medio de tasas aduaneras, regulación estatal de la importación y una educación nacional consecuente.
La conformación de precios para los productos agrarios debe ser sustraída a la especulación bursátil y la explotación de los agricultores por el comercio mayorista debe ser impedida. El Estado fomentará que las cooperativas agrarias se hagan cargo del comercio mayorista de los productos agrarios.
Las organizaciones cooperativistas de la agricultura tienen la misión de reducir los costos de producción para los agricultores y de acrecentar la producción. (Mediante el suministro de máquinas agrícolas, sustancias para abono, semillas, animales de cría, además de colaborar en la lucha contra las plagas, proporcionar asesoramiento agropecuario gratuito, estudio químico del suelo, etc.). En el cumplimiento de estas tareas, las organizaciones cooperativistas serán apoyadas ampliamente por el Estado. La intervención del Estado debe proporcionar, en especial, un abaratamiento esencial de los abonos artificiales y de la energía eléctrica.
c) Las organizaciones cooperativistas también tienen la obligación de incorporar orgánicamente al grupo profesional de los trabajadores rurales, mediante relaciones de trabajo socialmente justas, en la comunidad profesional campesina. Al Estado le incumbe el derecho de supervisión y la función de árbitro supremo.
El trabajador rural eficiente tendrá asegurado el derecho de ascender a la categoría de colono.
El impostergable mejoramiento de las condiciones de vivienda y de ingresos para los trabajadores rurales podrá ser tanto más rápida y radical cuanto más se eleve la situación de toda la agricultura. Estas transformaciones sustanciales de las condiciones de los labradores autóctonos permitirá detener el éxodo rural lo cual hará innecesario emplear a trabajadores extranjeros. Esto último será prohibido en lo sucesivo.
d) La importancia de la clase campesina para el pueblo requiere la promoción estatal y cooperativista para posibilitar la formación profesional y la revitalización de la cultura campesina. (Hogares para la juventud Provincial, Escuelas Superiores de Agricultores, con preferencia para los jóvenes funcionalmente aptos, pero carentes de recursos).
e) Las organizaciones económicas cooperativistas no pueden solucionar definitivamente los problemas de la clase campesina, sino solamente el Movimiento de liberación político alemán del N.S.D.A.P.
La actual en penuria de la gente de campo es una parte la penuria de todo el pueblo alemán.
Es un error pensar que una sola profesión puede excluirse de la comunidad de destino alemana, y un crimen el azuzar a la gente del campo y a la de la ciudad una contra otra, pues ambas están unidas entre sí en la prosperidad y en la adversidad.
Las "ayudas" económicas dentro del marco del sistema político imperante no pueden traer un mejoramiento real, pues la penuria del pueblo alemán radica en su esclavización de la cual sólo pueden liberarlo medios políticos. Los viejos partidos políticos hasta ahora gobernantes, que han conducido a nuestro pueblo a la esclavitud, no pueden ser los conductores en el camino de la liberación.
Las organizaciones profesionales tienen que cumplir en nuestro futuro Estado importantes funciones económicas y en este sentido, pueden realizar desde ya una labor preparatoria, pero para la lucha de liberación política -que es la que ha de crear las premisas para el Nuevo Orden social -, son inadecuadas, pues esta lucha no puede ser llevada desde el punto de vista de una clase o profesión, sino desde el punto de vista del pueblo en su totalidad.
La lucha de liberación contra nuestros opresores y sus recaudadores de tributos sólo puede ser conducida exitosamente por un Movimiento de liberación Político que en total reconocimiento de la importancia del campesinado y de la agricultura para la totalidad del Pueblo reúna a los alemanes conscientes de todas las profesiones y clases del pueblo.
El Movimiento que llevará a cabo y conducirá hasta el fin la lucha política por la liberación del pueblo alemán es el N.S.D.A. P.
ADOLF HITLER

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