sábado, 26 de enero de 2008

HORST WESSEL


Por Bruno Renoult


Una de las figuras más importantes del movimiento nacionalsocialista es sin duda la del joven Horst Wessel, Jefe de una Sección SA en Berlín que fue asesinado a los 19 años.

Hijo de un pastor protestante, ingresó muy pronto en la SA, para convertirse en poco tiempo en Sturmführer (Jefe de Sección en la unidad No 5, de un barrio céntrico de Berlín). Asiste a todos los Congresos del Partido y se le ve tanto en Munich, como en Nuremberg o Braunschweig, donde desfila a la cabeza de su Sección.

El 29 de Septiembre de 1929, el periódico de Goebbels, "Der Angriff", publica una poesía del joven Wessel: "Die Fahne Hoch" (Bandera en alto), que más tarde se haría famosa, como veremos.

SER NACIONALSOCIALISTA EN EL BERLÍN ROJO

E1 combate político de principios de los años 30 y sobre todo en Berlín, se sitúa en la calle. En según que barrios, no estaba bien visto llevar la camisa parda, y los militantes nacionalsocialistas se encuentran enfrentados a verdaderas organizaciones terroristas de la época, como el Frente Rojo, que reagrupa al KPD (Partido Comunista Alemán), el SPD (Partido Socialista Alemán), y a otras diferentes organizaciones israelitas, marxistas y liberales. Ser nacionalsocialista en según qué barrios de Berlín, tales como Wedding, Moabit o Kopenick era prácticamente una locura. Los comunistas se habían convertido en verdaderos guardias que vigilaban y toda aparición de camisas pardas era considerada una provocación por aquéllos que se creían los únicos con el poder de dirigirse al pueblo. Amenazas, ataques a militantes en solitario, barricadas y asaltos a salas de reuniones del partido, estaban a la orden del día. Todo ello ocurría sin que la policía republicana reaccionara y ante su total indiferencia...
Entre 1923 y 1933, el terror rojo causó, sólo entre los miembros de la SA, unos 170 muertos, así como millares de heridos, sin contar a los caídos de otras organizaciones del Partido. Por ejemplo, en un mismo día fueron asesinados tres SA de Berlín-Kopenick. Fue la llamada "Blutswoche" (Semana de la Sangre). Estos tiempos de lucha se encuentran magníficamente descritos por el Dr. Goebbels en su libro "Kampfum Berlín " (Lucha por Berlín), así como en la reciente obra que sobre la Hitlerjugend (capitulo 11), ha escrito nuestro camarada Javier Nicolás (pedidos a Ediciones Nothung).

DIECINUEVE AÑOS DE UN JOVEN DE LA SA

Horst Wessel nació en Bielefeld, una ciudad en el corazón del "Teutoburguer Wald" (Bosque Teutónico), en 1911. Más tarde su padre se instaló en Berlín para cumplir con su ocupación de pastor en la parroquia de San Nicolás.

Entretanto estalla la I Guerra Mundial y el padre sirve al lado del Mariscal Hindenburg, de quien se haría amigo personal. Durante este tiempo, el joven Horst se encontraba ya a la cabeza de sus camaradas en la escuela y en la calle, donde asistía a la amenazante Revolución Bolchevique de Berlín en 1919.

Tras frecuentar diversos grupos patrióticos alemanes, Horst Wessel ingresa, muy joven, en el NSDAP de Berlín, combatiendo simultáneamente a los comunistas y a la burguesía. Estudiante de derecho, fue recibido en la corporación de los "Normannen". Orador y combatiente, a veces volvía a casa en estado penoso, para gran horror de su madre, que entretanto se había quedado viuda. Esto obligó a Horst a alejarse del "Berlín Rojo" y marchó a Viena para continuar sus estudios. Allí aprovechó para estructurar las secciones de la HJ (Hitlerjugend) austríaca. De nuevo en Berlín, pasa del "Sturm 1" al "Sturm 5", con el que recorre, a bordo de camiones, la región de Brandenburg, llevando buenas noticias a todos, en plan campaña publicitaria y en una atmósfera alegre, a pesar del evidente riesgo que ello suponía frente a los comunistas.

Un ida que se dirigía a la Universidad, cerca de la Alexander Platz, conoce a una chica llamada Erna Jaenke. Se enamoran y deciden vivir juntos en contra de la voluntad de la madre de Horst, que decide no pagarle más sus estudios. Horst realiza todo tipo de trabajos para poder vivir y pagar su casa, ocupándose además de las actividades de la SA.
Con ocasión de una salida de montaña, su joven hermano Werner Wessel, muere durante una tempestad de nieve. Horst vuelve a Berlín moralmente destrozado, para llevar su cuerpo en un camión. Marcado duramente por esta nueva prueba, cae enfermo y debe permanecer en cama un tiempo. Sus camaradas Bruno, Richard y Albert, van a verle para levantarle la moral.

SE GESTA SU MUERTE

Su portera, Frau Salm, viuda de un comunista, queriendo desembarazarse de este personaje que le caía mal, organiza un embrollo con el pretexto de un alquiler impagado y convoca a un grupo de comunistas de los bajos fondos de Berlín, del "Frente Rojo de Combate", para intimidarle.

Una tarde de invierno y comandados por la judía Else Cohn, un grupo dirigido por Ali Hohler (un macarra), hizo acto de presencia en el estudio de Horst Wessel, en el que vivía con su compañera Erna Jaenke. Este abrió sin dudar la puerta y recibió varios disparos de revolver, siendo abatido por un tiro en la mandíbula. Rápidamente intervienen sus camaradas y le llevan al Hospital de la Friedrichshain. El mismo Dr. Goebbels viene a verle varias veces, así como el Príncipe August Wilhelm de Prusia, miembro de la SA, pero sobre todo su hermana Inge. Durante todo un mes lucha entre la vida y la muerte, para fallecer finalmente de septicemia.
El proceso que tuvo lugar contra los asesinos bajo el régimen de la República de Weimar, relajó prácticamente a los asesinos, y hubo que esperar a la llegada del NSDAP al poder para hacer justicia. Ali Hohler y la judía Else Cohn fueron ejecutados.

LAS CONSECUENCIAS

El asesinato de este militante del NSDAP, fue considerado por sus resentidos camaradas como una horrible y macabra provocación por parte de los judeo-marxistas. Enseguida se decide a nivel nacional del Partido, organizar unos funerales grandiosos en respuesta a este crimen, aunque esta imagen de fuerza no causará el efecto deseado, de hacer cesar todos los asesinatos, pero servirá de ocasión para demostrar la capacidad de disciplina del NSDAP y de excusa para una manifestación.

Lo que perseguían los comunistas era la prohibición de todo el Movimiento. Para ello no cesan en sus provocaciones e incluso asesinatos. En esa misma linea de incitar a una reacción violenta, con ocasión de los funerales por Horst Wessel, los comunistas organizan verdaderos grupos armados que deben atacar al cortejo fúnebre. Además. este último se veía obligado a pasar por los alrededores de la "Karl Liebcknet Haus" (Sede del Partido Comunista), para dirigirse hacia el cementerio Nicolai.

DEMOSTRACIÓN DEL 23 DE FEBRERO DE 1930

El reportero del periódico del NSDAP ("Volkischer Beobachter"), nos describe así la manifestación:

"En los alrededores de la Friedrichshain, en dirección a la colina Prenzlauer, se pueden percibir a los contrarios, que se aglutinan a medida que bajan del tranvía. La calle Konigstor está llena de gente y, a pesar de su disimulo se puede reconocer a los miembros de la SA, llegando por su parte también en tranvía. En la entrada del cementerio una veintena de SA limpian la pared de desagradables pintadas, antes de que pase el cortejo fúnebre. La policía republicana toma esto como pretexto para detenerles (!).

A medida que los SA van entrando en el cementerio, se despojan de abrigos y chaquetas para quedarse en camisa parda, a pesar del glacial viento de Febrero. En seguida se forman en columnas de protección a ambos lados de donde deberá pasar el cortejo. El cementerio va llenándose más y más mientras se aproxima la columna fúnebre con más de 10.000 personas.
Este es el momento esperado por los comunistas, creando la confusión necesaria para conseguir más víctimas. En un momento dado las cuadrillas rojas se abalanzaron sobre la carroza funeraria tirada por caballos para apoderarse del féretro, llegando a sacudir todo el carruaje. Ante semejante profanación, la policía por una vez, interviene sin miramientos, haciendo retroceder a los atacantes. Los SA, por su parte, permanecen firmes, a pesar de la lluvia de objetos que caen sobre ellos, demostrando una disciplina ejemplar y enorme voluntad. En este último viaje de Horst Wessel se agrupan los trabajadores vestidos cada uno según su ocupación: los panaderos con sus gorros y ropas blancas, los cerveceros con sus correspondientes atuendos azules, los empleados de tranvías, de ferrocarriles y correos, etc. También se ven numerosos uniformes de la HJ, SA y SS, así como miembros del "Stahlhelm", sin olvidar mujeres del "Deutsche Frauen Orden" y del NSF.

La tumba se encuentra no lejos del muro trasero del cementerio, rodeado por los inmuebles de la cercana calle. Algunos centenares de comunistas se habían reunido allí y proferían gritos salvajes, todo esto acompañado de un diluvio de piedras que tiraban por encima del muro.
Desde la tercera planta del inmueble contiguo se oyó una risa histérica, efectivamente, alguien pudo reconocer la cara de aquella horrible vieja de aspecto judío.
A la salida del cementerio, los SA que habían permanecido impasibles ante las provocaciones judeo-comunistas, pudieron al fin limpiar la calle de canallas y de turba internacionalista, que llena habitualmente los viejos fondos de la capital".


El periodista del "Volkischer Beobachter" continúa:

"Nuestro grupo, dirigiéndose de la Prenzlauer Strasse en dirección a Alexander Platz, esquina con la Konigsstrasse, vio aproximadamente a un centenar de comunistas maltratando a cinco hombres de la SA. En medio del tumulto y del tráfico de vehículos, los camaradas se lanzaron al asalto, brazo en alto, gritando "Heil Hitler" y "Deutschland Erwache", precipitándose sobre la horda roja para liberar a los cinco SA. Los rojos huyeron velozmente en todas direcciones para reunirse en los bajos fondos que nunca han abandonado totalmente...
Esta jornada en honor de Horst Wessel configuró más que un entierro, una marcha triunfal hacia un futuro siempre más duro y fuerte para el movimiento. Y durante mucho tiempo, los hombres del "Sturm 5", guardaron su tumba de ida y de noche".

SU LEGADO (LA HERENCIA DE HORST WESSEL)

Tras aquel ida memorable, la tumba de la familia Wessel fue modificada y sirvió de soporte a un monumento de bronce, representando una bandera izándose que simbolizaba el himno que él mismo había escrito años atrás: "Die Fahne hoch" ó Bandera en alto.

Horst Wessel no murió en vano. Las cuatro magnificas estrofas de lo que llegó a ser el "Horst Wessel Lied", el himno oficial del NSDAP, nos recuerdan a aquellos que cayeron bajo los disparos del Frente Rojo y la Reacción, sus espíritus marchan junto a nosotros en nuestras filas...

La tumba del pequeño cementerio Nicolai llegó a convertirse en el lugar de peregrinación obligado para todo militante que pasaba por Berlín, como lo era la Feldherrnhalle de Munich. El nombre de Horst Wessel fue dado a diferentes calles de la nueva Alemania, así como a la estación de metro más próxima del barrio Berlínés donde vivió Horst. Cada aniversario fue conmemorado de manera grandiosa. El mismo Führer estuvo allí y tomó la palabra al pie de su tumba (con la camisa parda), bajo la nieve y los escuálidos árboles con un fervor más fuerte que nunca.

En 1944 se constituyó la División SS "Horst Wessel", así como la División "Feldherrnhalle", que durante los terribles finales combates del Reich contra los soviéticos, quería rememorar el ardor de los primeros tiempos de lucha en los combates por conquistar el Berlín rojo y el sacrificio de Horst Wessel.

En 1945 se produjeron combates con los rusos en aquel mismo cementerio, quedando como testigos los impactos sobre las tumbas.

Para nosotros, los camaradas nacionalsocialistas, Horst Wessel no ha desaparecido, sigue presente en su himno y no existe apenas un sólo país de Europa entera, América del Norte o del Sur, pasando incluso por África, en el que cincuenta y ocho años más tarde no se haya entonado de nuevo este canto simbólico de nuestra lucha eterna.
Pero, ¿qué ha sido de la tumba de nuestro camarada?

DESCUBRIMOS LA TUMBA DESAPARECIDA DE HORST WESSEL

Tras el apocalíptico final de 1945, el monumento de la tumba fue desmontado y la sepultura parcialmente desmoronada. Parece ser que algún miembro de la familia de Horst sobrevivió, su hermana, que reconstruyó lo que pudo con las piedras, dando a la tumba un aspecto humano. Con la muerte de su hermana, la tumba fue abandonada.

Con ayuda de un viejo plano de Berlín, pudimos situar la estación de metro "Horst Wessel", hoy llamada "Rosa Luxemburg" y ubicada a pocos metros de la Friedrichshain. Pero ¿cómo situarla sobre el terreno, sabiendo que el corazón de Berlín fue prácticamente arrasado en 1945?. Además, ¿cómo localizar los vestigios de una tumba sin hacerse detectar por los funcionarios de ese cementerio, sabiendo que el menor de los cementerios de Berlín ocupa varias hectáreas?

Afortunadamente, cincuenta y ocho años más tarde, los ancianos se acuerdan -como es el caso de dos mujeres de Berlín Este de cierta edad, que nos orientaron amablemente de dónde se encuentra la tumba. Esto ocurría ante el estupor de un viandante, probablemente funcionario del Partido Único en la RDA, para quien "Horst Wessel" representaba aún al "terror" pardo.
Por suerte, el viejo cementerio Nicolai se encontraba intacto en la Prenzlauer Strasse, limitando con barrios completamente arrasados y reconstruidos al estilo "staliniano" de los años 50. El muro sobre el cual los SA habían limpiado las inscripciones antes del entierro, estaba aún en pie.

Entramos por un pequeño porche sobrepuesto en el que figuraba a la inscripción de principios de siglo: "Alte Nicolai Friedhof".

Con ayuda de unas fotos de época encontradas en un álbum de familia común, hemos buscado el emplazamiento de la tumba, encontrando intactos los mausoleos a lo largo del muro. El inmueble desde donde gritaba la vieja judía, según la información del "Volkischer Beobachter", desapareció en la tormenta de 1945.

Tomando medidas de acuerdo con los informes que nos daban, nos tropezamos con una piedra recubierta por la vegetación, sobre la cual el óxido de antiguas letras de bronce dejaron una inscripción que todavía puede leerse: "Ludwig Wessel", padre de Horst, así como la forma de una Cruz de Hierro, que este recibió en la I Guerra Mundial.

En uno de los lados de la piedra rectangular, que no es sino una cuarta parte del monumento original, se distinguen aún las patas de fijación de las letras de bronce arrancadas, de una antigua inscripción, la misma que se distingue en la foto de la época. En la prolongación de la piedra, una elevación de la tierra parece indicar la sepultura misma. En partes del terreno se han encontrado trozos del brocal que rodeaba el monumento al pie del cual Hitler y Goebbels tomaron la palabra.

Con una gran emoción limpiamos la sepultura con nuestros camaradas de Berlín y entonamos, brazo en alto, las estrofas del "Horst Wessel Lied", en el crepúsculo de esa jornada glacial de Febrero, junto a la tumba de nuestro camarada presente, junto a nosotros, en nuestras filas cincuenta años después.






''No podremos salir de esta decadencia mas que por un enorme resurgimiento moral, enseñando a los hombres a amar, a sacrificarse, a luchar y morir por un ideal superior'

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