miércoles, 26 de marzo de 2008

RUDOLF HESS. EL SIMBOLO DE LA LEALTAD SUPREMA



(1894-1987)

La Revolución Nacionalsocialista se hallaba en su máximo esplendor, y su influencia se dejaba sentir hasta en los más recónditos confines del planeta. Serían años de esperanza que no obstante se diluirían rápidamente, pues la mano del señor oscuro ya había trazado el destino del mundo. A finales de la década del treinta -incluso antes, con el tratado de Versalles- la guerra ya era una cuestión inminente. Era el último grito desesperado de las fuerzas de la tradición frente al mundo caótico que estaba por venir.

Dentro de todo este convulsionado ambiente existió, al igual que muchos otros, un fiel preservador de nuestra sangre que no dejaba de manifestar su más profunda amargura ante el vil destino que los Dioses señalaban a Europa y el mundo. Luego de una larga y exitosa carrera política en Alemania, como uno de los fundadores del Nacionalsocialismo, su corazón concibió la idea de apaciguar este halo destructor mediante el intento por conseguir la paz entre dos naciones hermanas, que de enfrentarse, terminarían en un diabólico parricidio, arrastrando consigo la ruina final de Occidente. De esta manera, el 10 de mayo de 1941, Rudolf Hess, segundo hombre del Reich, deja a lo lejos a su patria y una joven familia tras la arriesgada tarea de viajar secretamente a Inglaterra en busca de poner fin al conflicto entre ingleses y Alemanes, y como dijimos anteriormente, evitando de paso que la guerra adquiriese mayor fuerza.

El destino ya estaba escrito. Sin motivo aparentemente lógico, sus propuestas fueron rotundamente rechazadas por el primer ministro ingles, quien considerándolo un loco, lo mando detener en Londres como prisionero de guerra, no importando para nada el rango y la importancia del acusado. Sometido a los más crueles vejámenes, tanto físicos como psicológicos, por parte del personal aliado, el dolor y la amargura serían sus fieles compañeros de celda durante aquellos tenebrosos años de guerra. Destituido oficialmente del Nacionalsocialismo y sometido a los continuos ataques de los aliados.

Una vez terminado el conflicto, fue trasladado al tribunal de Nüremberg, donde junto a otros lideres nacionalsocialistas, fue condenado por crímenes contra la humanidad, delitos contra la paz y crímenes de guerra, ninguno de los cuales competía a Hess, ya que mientras la guerra se desarrollaba este se encontraba en prisión, y no precisamente por intentar quebrantar la paz. Al igual que en la mayoría de los demás casos, el tribunal impidió una real defensa de los acusados, y su rol fue mas el de verdugos que el de jueces.

En este caso, les fue muy difícil imputar dichas acusaciones, por los motivos que expusimos anteriormente, pero finalmente lo consiguieron basándose en su influencia e imparcialidad, y al débil estado psicológico de Hess. Como era de esperar, su juicio fue relegado al final, y luego largas y fatigosas acusaciones, Hess dejo anonadados, y a su vez enfurecidos, a sus acusadores, al defender hasta el ultimo momento sus ideales. Su heroísmo, entrega y valentía fueron hasta el ultimo momento su única arma frente al enemigo, rechazando la humillante libertad que tan suciamente le era ofrecida. El resultado final fue cadena perpetua.

Dolorosos y largos años de amargura fueron los que vivió Rudolf Hess junto a su familia, junto a un hijo que nunca pudo ver crecer. Una de las situaciones mas dolorosas para su familia fue en 1966, cuando fueron puestos en libertad los últimos compañeros de prisión. Infructuosamente intentaron conseguir frente a todas las autoridades la libertad de Hess.

Pese al considerable apoyo que miles de personas manifestaron, la respuesta fue negativa por parte representantes de oeste y la Unión Soviética. Desde aquel momento, Rudolf Hess sería el único y ultimo prisionero de Spandau.

Durante aquellos años de soledad, toda petición fue rechazada. Existió una extrema regulación en cuanto a visitas, cartas, conversaciones, que pudieran darse entre Hess y su familia, lo que acrecentó su sufrimiento. Su estado de salud empeora cada vez mas a medida que pasaban los años debido al estado de las cosas y a la deplorable atención carcelaria. Las hospitalizaciones se hicieron más recurrentes y la esperanza de ser liberado se fue desvaneciendo cada vez más.

Su sacrificio ya había terminado. A los noventa y tres años de edad, y con cuarenta y seis años en prisión, el 17 de agosto de 1987, Rudolf Hess dejó este catastrófico mundo. Las causas de su muerte nunca fueron concretamente esclarecidas. La versión oficial dice que se suicido ahorcándose a un cable eléctrico, sin embargo, por la edad y el estado en que se encontraba resulta imposible creer algo así. Además, existen una serie de circunstancias que dejan que pensar, como la divergencia entre la versión occidental y la soviética; la eliminación de las pruebas (la prisión de Spandau fue inmediatamente demolida y se prohibió constatar la escena del crimen); y una autopsia posterior, a hecha por su familia, que demostró que no había sido un suicidio, sino que un asesinato, probablemente perpetrado por personal del servicio de seguridad ingles debido a la posibilidad de ser liberado por orden de los soviéticos. La verdad no será esclarecida hasta el 2017, año en que se descalificará el archivo de Rudolf Hess y será dado a conocer al mundo.

La verdad es que, pese a todo el dolor e injusticia que actos como este nos pueden expresar, debemos tener la confianza y seguridad de haber derrotado moralmente a nuestro enemigo aquel 17 de agosto, ya que Rudolf Hess, en vez de perder, gano con creces una gran batalla, "la gran guerra santa" como nos lo diría otro gran guerrero:Julius Evola. Con su ejemplo de heroísmo, coraje y valentía, demostró su superioridad frente al enemigo, ya que no se rebajo bajo ninguna circunstancia a pactar su libertad, sino que dio su propia vida, su carrera y su amor a su familia, por aquel tan amado ideal que todos seguimos.

"Mi honor es mi fidelidad", he aquí, el significado de aquella magna gesta. Significa el mantenernos firmes hasta el ultimo momento de nuestra existencia, aferrados a nuestros mas altos valores a costa de cualquier precio, aunque se trate de nuestra propia vida. El resultado de tan digno sacrificio es el convertirse en un héroe para toda una generación de nacionalsocialistas que año tras año lo recordamos en todo el mundo, es ser un modelo y paradigma a seguir y a recordar por siempre.

¿SUICIDIO O TERRIBLE ASESINATO?
Su alma observa tranquila desde lo alto del firmamento, pues ya cumplió su tarea. Al igual que muchos otros que han dado y que entregan constantemente sus vidas por nuestro ideal, sus vidas representan el cimiento moral de nuestra ideología. A ellos debemos nuestros maximos logros y nuestra existencia, y a ellos debemos emular para preservar así la llama de nuestra tradición.

Pese a que ya no se encuentra con nosotros, el permanece vivo en cada uno de nuestros corazones como un ejemplo de entrega hacia nuestros mas altos valores arios.

Por el espíritu de Rudolf Hess


"TU ESPIRITU DESCANSA EN PAZ CAMARADA HESS."
¡¡HEIL HITLER,
SIEG HEIL!!
VER AL FINAL DEL BLOG.EL VIDEO HOMENAJE DE OFENSIVA AKUM AL MENSAJERO DE LA PAZ.

1 comentario:

  1. Se dirigía en misión para firmar la paz con Lord Mountbatten..........

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