lunes, 11 de febrero de 2008
Onésimo Redondo Ortega
SU VIDA
EL HOGAR PATERNO
Onésimo Redondo nace, el 16 de febrero de 1905, en Quintanilla de Abajo, pequeño pueblo situado en las márgenes del río Duero de la castellana provincia de Valladolid. Su cuna fue , pues, aldeana, de pura cepa, en una tierra de trigo y cereal, donde las casas son de piedra, adobe y ladrillo. El río discurre entre hileras de chopos, olmos y álamos de ribera.
Su lugar de alumbramiento le condiciona ese sentimiento arraigado de lo rural, con raíz de árbol viejo, de trilla de mies en las eras, y de rectilíneos surcos que se pierden en el horizonte de la planicie y de las parameras.
Quintanilla se encuentra situada en la margen izquierda del río y pertenece al partido de Peñafiel. Dista de la capital de la provincia alrededor de 35 kilómetros. El pueblo tiene nombre entrañable y diminutivo -Quintanilla -de aquellas quintanas romanas que tanto abundan en los parajes de la meseta.
El paisaje es adusto y extremo. Tiera dura, terrón y canto, y de cuando en cuando, sobre todo en la lejanía, algún cerro. El color ocre se hace verde en los regazos de la cuenca por donde, mansamente, discurre el río Duero hacia tierras de Portugal.
Quintanilla de Abajo está ya documentada en 1097 como donación que hace Pelayo Favivir al Monasterio de Sahagun. También encontramos su mención en el libro Becerro -llamado así porque se escribía sobre pergamino de res - de las Behetrías, del latín benefactoria, es decir, aquellos pueblos que en la antigüedad sus vecinos, como dueños absolutos, podían darse por señor a quien quisiesen. Durante el reinado de Enrique IV de Castilla, era la población un señorío del Conde de Ureña. En el siglo XVIII es ya villa de señorío con alcalde. Son lugares de pan blanco, de miga candeal, de hornos de leña para la cocción. Pan y vino. Trigo y vid.
Por los alrededores de estos campos agrícolas y por la inminencia del caudal de agua merodean, todavía, liebres y conejos, hurones, viejos zorros, aguiluchos, urracas, cernícalos y perdices y, en las noches estrelladas, cuando se contemplan en la quietud miríadas de puntos luminosos en el firmamento, los buhos, con su mirada hierática y penetrante, se pueden mas adivinar que visualizar entre las sombras.
En verano son los gorriones y las golondrinas -estas últimas posadas mansamente sin que nadie las moleste en los hilos de la luz del tendido eléctrico , pues en estos pagos existe la creencia que fueron estos blanquinegros pájaros quienes aliviaron el sufrimiento de Jesús extrayéndole las espinas de su corona -los que revolotean y trinan.
Onésimo nació en este ambiente de labradores, en el seno de una familia campesina. Su casa era la vivienda tradicional de aquellos hombres que durante milenios habían surcado los campos, del término municipal de Quintanilla, con el arado romano, rejón y mástil, para uncirlo a la yunta de mulas. No faltaba en la casa de dos plantas la troje, aledaña a los espacios comunes donde la familia, de cristianos viejos, compartía mantel y oraciones, rosarios y letanías.
En la fachada principal, sobre la portada de la casa natal, a un lado del dintel, una sencilla placa recuerda en el pueblo -que hoy se denomina Quintanilla de Onésimo - con la siguiente inscripción en bronce: "Onésimo Redondo, La Juventud Rural. España espera tu mandato" y una fecha en números romanos que coincide con la de su muerte "XXIV -VII -MCMXXXVI".
Sus padres D. Buenaventura Redondo Iglesias y Dª Juana Ortega Pico tenián una hacienda agrícola mediana y regentaban en la localidad una pequeña tienda de tejidos, vendiendo ovillos y dedales, madejas de lana y agujas de crochet para las labores del hogar. Onésimo era el sexto de los hijos del matrimonio Redondo -Ortega. Le habían precedido en el tiempo sus hermanos Andrés, el primógénito, Víctor. Eugenia, Natalia y Albina.
Muy cerca de la casa, colindante, se encuentra la pequeña iglesia parroquial bajo la advocación de San Millán, aquel viejo santo centenario de la Rioja de nombre Emiliano, pastorcillo que vivió en el siglo V en tiempos del Rey godo Leovigildo, que era tañedor de la guitarra y la citara y que buscó, durante su vida de perfección en la soledad eremita, con una frugal continencia de alimentos y una vigilia casi permanente entregada a la oración y la penitencia anacoreta, sanador de menesterosos y que la tradición le recuerda como a uno de los santos más notables de la España Visigótica por ser "el primero en la caridad, en la paciencia insigne, solido en la humildad, siempre compasivo y generoso, asiduo en la oración, fuerte en las vigilias, en los ayunos invencibles y excelentisimo en toda clase de virtudes". Pero sobre todo un santo al que los perégrinos llegados de todas las partes durante la Edad Media le llevaban hasta su tumba, enclavada en el monasterio visigótico de Suso, ofrendas de miel, trigo aceite y corderos, en recuerdo de su vida de amor a la campiña y a su oficio pastoril.
En aquella Iglesia parroquial de San Millán, provista de espadaña, recibió las aguas cristianas en su pila bautismal de piedra berroqueña, imponiéndosele el nombre de Onésimo, de origen griego, que significa "el útil, el necesario".
Su hogar era humilde, austero, mezcla de esa conjunción de los castellano y la catolicidad, donde el amor a la tierra, a los ancestros, a la tradición, es como una consigna.
Cuando Onésimo viene al mundo su pueblo natal cuenta con una población de, aproximadamente, millar y medio de vecinos, nucleo agricola y ganadero, dotado de servicio postal, electricidad y escuelas públicas.
Los lugareños confraternizaban en dos ambientes activos: La Sociedad Católica de Obreros y el Círculo de Labradores. La agricultura es la base de su sustento y en sus faenas se ocupa la mayor parte de los habitantes del pueblo. Como derivados de su régimen económico principal encontramos una fábrica de harina, para moler el grano de sus campos, una fábrica de yeso y un tejar para cubrir las aguas de sus tejados de planos inclinados y amplios canalones, asi como una pequeña serrería que se justificaba para la transformación de las talas de los troncos de árboles próximos a las márgenes del alveo en maderos y listones para sus edificaciones.
En un escrito de sus años mozos nos describe así el propio Onésimo el paisaje de las evocaciones de su niñez en su pueblo:
"Es una tarde de otoño. Desde la vieja tronera del desván de mi casa contemplo los mohosos tejados que vierten el agua en las calles, por donde corren arroyos que confluyen, como en una cuenca, hasta dirigirse al río. Por fin el cielo desató prodigo la beneficiosa carga que empujaron los aires del oeste, como si todas las nubes que el viento trajo se hubieran reunido en su lugar de destino, espeso toldo cubre el valle; las encinas que coronan las crestas del páramo, testigos inalterables de tantas tardes como esta, apenas dibujan su majestuosa siluetas a través de la lluvia. El monte de pinos y carrascas aparece, a lo lejos, como una mancha azul; las peladas laderas dejan resbalar el agua, que en sus cárcavas forma impetuosos. . . mientras los viñedos y la tierra fértil de la llanura consumen insaciables el jugo que les da vida. . . "(1)
La influencia de Castilla y su paisaje dejó una profunda huella en Onésimo. La fisonomía de Castilla la forman diversos elementos tales como el terreno y su riqueza de matices y el cielo con su azul intenso y sus nubes blancas y voluptuosas; el aire, la luz, la vegetación, las montañas, el agua. . . En Castilla el cielo y la tierra se unen en un horizonte cuya línea divisoria solo cambia en el infinito la tonalidad del color. Posiblemente no existe en toda Europa una amplitud y una diversidad como este terrazo castellano. Castilla tiene un aire místico, callado, de profundos silencios. Tierra seca, cielo intenso y aire sutil provocan un estado de ánimo y una espiritualidad peculiar en sus hombres que se encuentran situados a más de seiscientos metros sobre el nivel del mar.
Pero además, Castilla ha fraguado la unidad de España con forja de Imperio. Paisajes con abadías, monasterios, ermitas bajo la atenta mirada del azor. En Castilla se divisan las almenas de sus fortificaciones y, aquí, espada y cruz latina son símbolos inequívocos. Roma dejó a buen recaudo en Castilla su arado, su espada, su lengua, su sentido del Derecho y la primitiva catolicidad. Y de ese importante legado es recipiendario Onésimo.
En Castilla, entre la vida y el paisaje, hay una estrecha e íntima relación. Existe un carácter castellano, una idiosincrasia peculiar, influenciada por el medio y la naturaleza. La meseta es áspera y por eso alumbra a hombres austeros y concisos, guerreros y juristas, reyes y santos. Aquí el paisaje es desnudo, la línea escueta, el viento frío, el alma templada, la fe ardiente. Castilla es, al mismo tiempo, retablo y grial, románica y gótica, poesía y romance. Su sentido es unitario y centrípeto, cimiento y, como decía un poeta del siglo XII, "acabamiento".
Los castellanos han mantenido en el tiempo una sempiterna lucha por la supervivencia y precisaron defenderse, con sus lanzas y ballestas, en la llanura. Se convirtieron en pastores transhumantes, desafiando al hambre y el frío, y en labradores de uva, trigo y garbanzos y pusieron en sus lumbres a calentar uno de sus descubrimientos culinarios, la sopa castellana con trozos de pan y ajos, para soportar las gélidas tempareturas invernales de la paramera. Pero no sólo tenían que procurar la supervivencia del cuerpo, sino también se preocuparon siempre del alma y edificaron iglesias recoletas y catedrales góticas como si fuesen el pulgar de Dios apuntando hacia lo alto.
Castilla ha dotado de una lengua unitaria a lo español y una cultura a lo universal. Sus piedras son libros abiertos, sus romances son los poemas épicos que, de boca en boca, de abuelos a nietos, se han conservado a través de las seculares generaciones.
El año que Onésino vino al mundo, en 1905, aún perduraba la contienda ruso -japonesa y tiene lugar un hecho premonitorio, la rebelión del acorazado ruso Potemkim, que sería como el primer aviso de la revolución Bolchevique que estaba en ciernes.
Los padres le inscribieron a la escuela unitaria mixta del pueblo, donde impartía sus enseñanzas escolares el maestro don Francisco Muñoz, con quien asistió a sus clases hasta los trece años y, en todos los cursos, alcanzó las mejores calificaciones, siendo un muchacho aventajado y despierto que aprendía con facilidad las explicaciones de su maestro.
De aquel tiempo de escolaridad nos ha llegado el eco de los comentarios de sus condiscípulos que decían de él que era"sano de cuerpo y alma, comedido en su conducta" que ayudaba, cuando se lo permitían sus estudios, a las labores de labranza, por las que, desde su mas tierna, infancia sentía una preferencia especial, llegando a comprender las penas y las fatigas de un oficio, el de agricultor, a la vez rudo y noble. Fue ese sentimiento y esa comprensión de la vida del campo, ese compartir los dolores y las alegrías, la devastadora helada y la gozosa cosecha, las que le acompañarían en su afán de remediar situaciones atávicas.
En aquel pueblo abierto de Castilla, desde 1905 hasta 1919, Onésimo fue creciendo y soñando, jugando y formándose, ayudando a sus padres, desarollando su inteligencia y tenplando su voluntad, hasta convertir su figura juvenil en un hito permanente sobre los campos de Castilla, donde comenzó una vida, realizó una obra, configuró una doctrina y vino a morir siempre en la demarcación de esta estepa mesetaría castellana.
Era atento observador, escrutaba la sutil atmósfera del labriego y calaba honda su mirada en lo más recóndito del alma de esos hombres añejos y nervudos.
Recién cumplidos los trece años, terminada la etapa de su formación básica e inicial, sus hermanos mayores Andrés y Víctor, le lleban a Valladolid para que continuase sus estudios de bachillerato, por la recomendación expresa y la insistencia en este sentido de su buen y docto maestro Francisco Núñez, quien aconsejó a los padres no desaprovechar una preclara inteligencia potencial, un talento.
Ingresó como alumno interno y becario, pues los medios económicos eran escasos en una familia numerosa como la de don Buenaventura, en el colegio religioso de Nuestra Señora de Lourdes de Valladolid. Su profesor de Latín fue el capellán de la iglesia de San Quirce, don Lorenzo Rueda. Allí permaneció durante dos cursos docentes y tiempo en el que se preparó a conciencia para poder superar el examen de grado medio en el Instituto General y Técnico de Valladolid"José Zorrilla", alcanzando, en la mayoría de las meterias, la calificación de sobresaliente en un Tribunal calificador que estaba compuesto, entre otros, por los catedráticos don Narciso Alonso Cortés, don Carlos Jacome y don Modesto Lecumberri. A la edad de quince años ya había obtenido el Título de Bachiller.
Compañero de colegio fue Jesús Ercilla Ortega, quien mas tarde también compartiría militancia política, el cual nos ha dejado el testimonio siguiente: "el pequeño Onésimo era inteligente y trabajador, buen compañero, aunque solía aislarse un poco de los demás, posiblemente por su condición de becario y de recién llegado a la ciudad. Era vivo de genio y tenía cierta fama de exaltado en la clase"(2)
Valladolid es la capital y el centro económico administrativo de Castilla la Vieja. Ya en el siglo XVI su prestigiosa Universidad contaba con cuatro facultades académicas. Valladolid fue la cuna del Rey Felipe II, que sería bautizado en la Iglesia de San Pablo, orfebrería de la piedra, de esta ciudad que se convertiría en la capital del Reino.
Es una ciudad de rancio abolengo, una urbe monumental, destacando el templo de San Pablo, iglesia del convento de los dominicos que fundó Dª Violante, esposa del Rey Alfonso X llamado "El Sabio" en 1276. El Colegio de San Gregorio, fundado a finales del siglo XV para que los dominicos pudieran cursar sus estudios de Teología. El Palacio de Santa Cruz, joya de la arquitectura renacentista española;la catedral, obra del arquitecto Juan de Herrera, el mismo que erigió el Monasterio de El Escorial, por encargo del Rey Felipe II en 1580. Y no se puede dejar de citar la Iglesia de Santa María la Antigua, cuya fundación se atribuye al conde Ansurez, con una bellisima torre románica original, aunque reconstruida posteriormente en el siglo XVI de estilo gótico.
Valladolid fue residencia de Cervantes, el escritor mas insigne de las letras españolas, y del dramaturgo José Zorrilla. La ciudad guarda las esencias y los secrertos de los autores de "El Quijote" y el "Tenorio", dos mitos, dos figuras, dos arquetipos, dos obras maestras de la literatura universal.
VIDA UNIVERSITARIA
Inmediatamente después de alcanzado el Bachillerato opositó en Madrid, obteniendo una plaza de administrativo en la Delegación de Hacienda de la ciudad de Salamanca, lo que le permitió simultanear su trabajo en la administración, como funcionario público, con la carrera de Leyes, vocación que le venía de su acendrado amor a la Justicia. Lo había ya manifestado con anterioridad a sus más íntimos su disposición se ser y ejercer como abogado. Sus dos anhelos se verían, de esta forma, satisfechos, por una parte su apego por lo rural y, por otra, su elevado sentimiento de la Justicia, reminiscencias de la siembra de Roma en la península ibérica.
La colocación y el trabajo lo busca para evitar ser gravoso a la economía familiar. No quiere que sus padres y hermanos se sacrifiquen más por él. Se encuentra con fuerzas suficientes para compartir sus ocupaciones con sus estudios superiores, para seguir su proyecto de vocación universitaria, con el ejemplo del trabajo y el esfuerzo personal.
Cursó la carrera con un expediente de notas extraordinarias en la Universidad de Salamanca, una de las mas célebres y renombradas de España, donde los "Víctor", en tinta roja de sangre de toro, campean por las fachadas sobre los albayaldes.
La ciudad del río Tormes, Salamanca, vio deambular por sus calles, con sus libros fatigados por el estudio, a un joven de mirada viva y de ademanes enérgicos, camino de las aulas y las cátedras, para asistir, como oyente, en las que impartieron sus lecciones y enseñanzas magistrales Fray Luis de León y el Padre Francisco de Vitoria, el fundador del moderno Derecho Internacional, entre otros doctísimos y eminentísimos doctores y licenciados.
Salamanca y su Universidad son una evocación del tiempo y del saber. Allí permanecerá un trienio, desde 1923 a 1926.
En Salamanca vive en un cuarto alquilado de una céntrica pensión donde conviven muchos estudiantes, que cursan sus carreras en la Universidad Helmántica. En aquella pensión también se encuentra alojado su amigo de Valladolid, Eduardo Martín Alonso. A Onésimo le apasiona Salamanca y su campo charro. Pasea, lee, estudia. Camina por las ruas empedradas, recorre las librerías de libros viejos y usados, tiene ansias de aprender, de conocer.
Diría quien durante el régimen de Franco fuera el ministro de Trabajo más social del siglo XX español, Jose Antonio Giron de Velasco, que Onésimo, como buen castellano, tenía pasión por el Derecho. Esta pasión, que parece que informa el caracter castellano desde los albores de la romanización hasta nuestros días, le llevaría a montar su doctrina política para el Estado Nuevo sobre una construcción jurídica tan clásica y tan perfecta que llega a constituir un breviario, un verdadero código al que hay que acudir constantemente, porque en él se hallan apuntadas, con toda transparencia, todas las particularidades de una política de uso universal, en un esquema perfecto, de una belleza jurídica impresionante.
Hasta el lema heráldico de la Revolución -diria Girón de Velasco - es de Onésimo. No era él amigo de símbolos ni de frases, ni jamás tuvo un gesto o un ademán teatral. Censuraba estas "nimiedades de títulos y emblemas" y apartaba de sí a los amigos de la bambalina. Pero cuando al final de su llamamiento del 18 de Julio precursor, el de 1932, decía "por España libre, grande y única", creaba el lema por el que habrían de morir legiones de jóvenes españoles cuatro años más tarde.
Salamanca es una ciudad que fue asentamiento y castro romano derivando su nombre de Salmántica y este de otro anterior, Elmántica. Polibio nos habla ya de esta ciudad en el año 200 antes de J. C. y lo hace para narrarnos la conquista de la ciudad por Anibal, que se apoderó de Elmántica pese al arrojo y la valentía de sus mujeres que se vieron asediadas por los cartagineses mientras los hombres se hallaban en las labores del campo y extramuros de la población. Aquellas consiguieron pasar las armas, ocultas entre sus vestidos, para hacerlas llegar a los hombres y lograr asi romper el cerco mientras los invasores se repartian el botín. Los romanos volvieron a recuperarla en la Segunda Guerra Púnica. A Salamanca, por su magnificencia, se la conoce en España como la "Pequeña Roma"
Su Universidad, donde Onésimo cursó y aprobó sus estudios de Derecho, es una de las mas antiguas de España, se fundó en 1218 por el Rey Alfonso IX de Castilla. Es quizá el componente mas característico de la ciudad, lo que le imprime caracter y ambiente. Los teólogos españoles del Concilio de Trento se formaron en sus aulas, creando la "Escuela de Salamanca" de Teología y Filosofía escolástica. Rector sería, más tarde Miguel de Unamuno, con quien Onésimo se relacionaría. Don Miguel es un genuino representante de las letras españolas del siglo XX, de aquella señera "generación del 98".
Bajo los soportales de la Plaza Mayor, ese rectángulo porticado de 72 por 82 metros, y que fuera construida entre 1729 y 1733, siguiendo los planos del arquitecto Churriguera, gustaba a Onésimo pasear con sus compañeros de estudios, comentar las noticias de la actualidad, debatir las realizaciones del incipiente Directorio Militar, que presidia D. Miguel Primo de Rivera, el padre del fundador de la Falange, Jose Antonio. Se han conservado algunos escritos inéditos de aquel trienio salmantino, entre ellos uno datado en 1924, que manifiesta claramente sus opiniones favorables a la Dictadura de Primo de Rivera, estadista gran amigo del Duce de Italia Benito Mussolini.
La ciudad posee numerosas iglesias y conventos, una monumental clerecía, asi como dos catedrales unidas y contiguas, la "vieja" del siglo XII y la "nueva", cuyas obras comenzaron en 1513 y se concluyó en el siglo XVIII. Es una urbe de profunda religiosidad. Fue aquí donde Onésimo comenzó sus relaciones con la Asociación Católica Nacional de Propagandistas de la Fé -la Acción Católica -, introducido por el Jesuita Padre Enrique Herrera Oria que, por aquel entonces, era su amigo, confesor y director espiritual.
En el período estival, cuando se terminaba el curso lectivo y los estudiantes tomaban sus vacaciones, Onésimo regresa, cada año de los que residió en Salamanca, a Quintanilla de Abajo, para ayudar en su casa a los trabajos de la recolección, de la trilla, para aventar, medir con las cuartillas y fanegas el grano, introducir en los costales el cereal y almacenar la mies en los graneros. Simultaneaba estos trabajos agrícolas con otra de sus grandes aficiones, la avicultura.
Fueron unos años en los que la lectura ocupa la mayor parte de su tiempo de ocio. Leía sobre diversos temas, en literatura destacan los clásicos castellanos y los autores de la generación del 98. También le gustaba, a la puesta del sol, en el ocaso de la jornada, tomar un libro de poesía, muchas veces de los Machado, y leerlo viendo fluir el río Tormes, combinando el sonido de las aguas y los colores de la tarde con las estrofas consonantes. Leía ensayos políticos, biografías, monografías sobre temas relacionados con la agricultura. Había leido la obra completa del polígrafo español Marcelino Menéndez y Pelayo, sus Heterodoxos Españoles y sus ideas estéticas, apasionado por su catolicismo y su tradicionalismo regenerador, le gustaba reflexionar sobre las ideas de Donoso Cortés y, finalmente, consumía todo lo que publicaba Ramiro de Maeztu, de quien era devoto lector.
Tenía amplios conocimientos de Latín, leía sus textos en versión original. Dominaba el alemán.
Cuando alguna compañía teatral representaba obras en Salamanca, de gira por España, no dejaba de asistir a las sesiones, pues el teatro, como manifestación plástica y artística, le cautivaba.
Al finalizar sus estudios de Derecho, en febrero de 1926, solicita la excedencia en su empleo de funcionario y se traslada de nuevo a Valladolid, con la intención de preparar la oposición para el cuerpo de Abogados del Estado. Aquí se instala en un piso que comparte con su hermano mayor, Andrés, en la céntrica calle de Santiago. Se encierra, se aisla, estudia mas de quince horas al dia. Su hermano le sufraga los gastos para que pueda centarrse en los temas del cuestionario. En marzo de 1927, un año más tarde, se presenta en Madrid a los ejercicios eliminatorios, pasando los primeros, pero no logrando obtener plaza.
ESTANCIA EN ALEMANIA
Corría el año 1927 cuando parte camino de Alemania, a la ciudad fluvial de Mannheim, para ampliar y perfeccionar sus estudios, como lector de español. Hasta ese momento, su vida siempre había transcurrido en las márgenes de ríos, el río Duero de su pueblo natal, el río Pisuerga en Valladolid, el río Tormes en Salamanca y ahora se encontraba con un nuevo río de mas calado y aguas caudalosas, el Rhin, que vértebra Alemania. Tenía veintitrés años, era un joven abogado y en su pensamiento bullían inquietudes de justicia y revolución social.
Recorre los Alpes Suizos, la Selva Negra, bordea las ciudades renanas, se sumerge en los secretos de los Nibelungos, en las leyendas y tradiciones germánicas, ensancha su visión del mundo y asiste, como espectador de privilegio, a la aurora de un nuevo amanecer politico en Europa, al despertar de Alemania por el Nacional -Socialismo.
Desciende hasta Munich, se siente cómodo en aquella región bávara con profundas raíces del catolicismo y entre aquellos súbditos que compartieron, un día, con los castellanos al emperador Carlos.
Un anciano Mariscal preside la vida alemana durante la estancia de Onésimo, Von Hindemburg. Era el perfil de la vieja estampa de Europa que presagiaba la llegada de un nuevo orden bajo el caudillo bávaro Adolfo Hitler, quien conducía un movimiento popular, nacionalista y social, que había conseguido conectar plenamente con el verdadero sentir de su pueblo, poniendo en pié a las juventudes que, entonces, se hallaban sumidas en la postración tras la derrota de la Primera Guerra Mundial, concluida hacía dos lustros con un dictado, el de Versalles, humillante para los germanos. Hitler convocaba a su pueblo a encontrarse a si mismos y resurgir, como "ave fenix", de las cenizas de su glorioso pasado en pos de un prometedor porvenir. Era un canto a la esperanza.
Una nueva era comenzaba a nacer en Europa y Onésimo fue testigo entusiasta de sus comienzos.
Había logrado obtener la beca como asistente de las clases de español en la Escuela Superior de Comercio de la Universidad alemana de Mannheim, por mediación del Director el periodico católico El Debate, Ángel Herrera Oria aquel cántabro que en compañía del jesuita Ángel Ayala funda, en el año 1908, la Acción Católica Nacional de Jóvenes Propagandistas, la actual ACDP, que tras ser elegido presidente, lo fue durante veintitrés años. Herrera Oria se convierte en 1911 en director del influyente periódico "El Debate", cargo que desempeña hasta el 8 de febrero de 1933, por haber sido nombrado presidente de la Junta Central de Acción Católica. Posteriormente se ordenaría en Friburgo (Suiza) sacerdote en 1940 y ya, en 1947, es consagrado obispo de Málaga. Fue el fundador de la Editorial Católica, la Agencia de noticias Logos, la Escuela de Periodismo de la Iglesia, el Instituto Social León XIII, el CEU y en la actualidad se ha abierto su proceso de canonización en Roma para elevarle a los altares. Ante Angel Herrera Oria intercedió a favor de Onésimo, para la adjudicación de la beca, su hermano Enrique, el jesuita que era buen amigo y confesor de Onésimo, quien llega a Alemania en octubre de 1927.
El jefe del Gobierno alemán en aquellos momentos era Wilhelm Marx del Zentrum, católico que gobernaba en coalición con los socialdemocratas. Onésimo mantendrá correspondencia con Angel Herrera Oria en las que arroja sus impresiones personales sobre el Zentrum.
Permanecerá un año académico y, según testimonio de su esposa, Mercedes Sanz Bachiller, le impresionó muy positivamente el contemplar el desarrollo del incipiente Partido nacional -socialista -, que en aquel entonces sólo contaba con doce escanios en el Reichtag -, su perfecto orden y organización, su espíritu deportivo y alegre, su fe en el triunfo, sus concentraciones y manifestaciones multitudinarias, su ardiente lucha contra el judeo -bolchevismo, el elemento mas pernicioso y disolvente de Alemania, lo que influyó en su desenvolvimiento ideológico posterior.
Vivió en la casa de un matrimonio cuyo marido era profesor en la Universidad. Se formó de una manera integral. Admiraba la disciplina alemana, el orden y la voluntad de trabajo del pueblo. Estudió la Organización Sindical de los trabajadores alemanes y de ello sacó sus propias y positivas consecuencias.
Cuando el profesor A. Burkard redacta la memoria del curso académico 1927 -28 de la Handels -Hochschule, escribe que "los resultados de este viaje de estudios fueron empleados en la clase de español con muchos rendimientos". (3)y que el profesor Redondo "ejecutó su tarea esmerada y satisfactoriamente".
Su hermano Andrés realiza en automovil, en compañia de algunos amigos, una gira por Alemania, a la que se une Onésimo. Regresaron a España juntos en octubre de 1928. Atras quedaban 12 meses impregnados de meditaciones y de propósitos. Lejos de su Patria, había tenido la posibilidad de ampliar conocimientos y experiencias, de contrastar otras, nuevas y diferentes realidades, extrayendo, desde su atalaya, un fecundo punto de vista, en vivo y en directo, sobre la Joven Europa que despuntaba.
EL SINDICATO REMOLACHERO
La situación que encuentra Onésimo a su regreso a España no era demasiado tranquilizadora. El General Primo de Rivera saldría, en 1930, hacia Paris, en un exilio que finalizaría con su muerte, en un hotel de la capital francesa, acaecida el 16 de marzo de 1930. Asumió el Gobierno, tras su marcha hacia el exilio, el General Berenguer en un dificil equilibrio que presagiaba acontecimientos venideros nada esperanzadores. Se iniciaba una etapa anárquica, de caos social y político que desembocó en el "14 de abril", al año siguiente, en la nefasta II República Española.
La profunda convicción religiosa de Onésimo le lleva a considerarse "llamado por Dios para la política" y así se lo trasmite, sin jactancia, a sus correligionarios de Valladolid. Comenzó dando vida activa a un mustio Sindicato de cultivadores de Remolacha que languidecía, tras su creación en 1920, el primer experimento de esta naturaleza, que se establece en el valle del río Duero.
Un buen día, un grupo de jóvenes de la zona, convocados por Filemón Álvaro, exponen a Onésimo su proyecto de incorporarle a una entidad sindical para los agricultores del cultivo de remolacha, tan extendido y pujante en la ribera del Duero. Se dispuso a tomar las riendas del sindicato, como secretario -asesor que, en un principio, se convirtió en una carrera de obstáculos, problemas y preocupaciones, por los intereses contrapuestos que suscitaba una asociación social y corporativa de esta naturaleza.
Las fábricas esquilmaban a los pequeños campesinos. Los carros se pasaban jornadas enteras delante de las puertas de las fábricas mendigando, junto a las básculas, la recepción de sus productos. Las ganancias eran exigüas para los labradores y pingües para las fábricas e intermediarios. A esa injusta situación se enfrentaba aquel Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja, más conocido como "Sindicato Remolachero", al que Onésimo se dedicó con afán de novel, como secretario -asesor, a propuesta de don Millán Alonso Lasheras, haciendo frente a las vicisitudes y los despropósitos de los logreros.
Decía, años más tarde, el que fuera Ministro Secretario General del Movimiento, José Luis Arrese, que Onésimo cuando "puso su voz en el surco de la política, lo puso a lo campero" y explicaba que campero es el hombre que vive a lo celtibero, con ariscada independencia, colgando su libre albedrío entre el polvo y la estrella, es el hombre que vive una vida de largas y soñadas andaduras a caballo marchoso, sin más Señor que el cielo, que es el que envía el sol y la nieve y sin más coacción que el aire libre y puro, que es el que llena de oxígeno la sangre y deja la mente capaz de pensamientos limpios.
El campero -decía Arrese - vive de altura y de ritmo, sin que le asfixie el espacio cerrado de la trastienda, donde todo se compra y todo se vende, pero sin que le agobie tampoco la prisa de la máquina; hoy lo de hoy, mañana lo de mañana, como acostumbrado a mirar sin asombro al milagro constante del fruto que sazona y como acostumbrado a saludar al alba, que es el toque de la acción y de la oración de cada día.
El razonamiento que le impulsa a dedicarse, en cuerpo y alma, a la acción sindical es simple y convincente: somos dos potencias iguales -meditaba -De un lado el cultivador. De otro, la fábrica. ¿Quien es más?. No se sabe. Entiendo que siempre es más el cultivador.
La unión hace la fuerza; pero la experiencia también otorga poderes indispensables para luchar. ¿y como va a tener experiencia quien no es constante?
Onésimo daba razones y consejos y pedía, denodadamente, que no formularan quejas los cultivadores hasta que no estuvieran cargados de razón.
En la báscula te quiero ver. -repetía una y otra vez -. Lee bien el contrato. Si eres socio nuestro tienes que conocer bien el reglamento;y si no le tienes, pídelo en el Sindicato. Con el ticket exige la comprobación; pero sin voces. Con energía, eso si. No permitas jamás que el descontento te ponga fanfarrón. Los desconteros deben temer a los labradores y no los cultivadores al descontero. En lo que se refiere a los pesos, insiste a la Directiva en que, todo cultivador que quiera, puede impedir que le roben. . .
Asi de fuerte era Onésimo y así iba cambiando, día a día, minuto a minuto, la psicología de unas gentes acobardadas hasta entonces. Se entablaron fuertes luchas. Onésimo era irreductible frente a la componenda y la usura de las azucareras.
Su amor por el sindicato, por la Justicia Social, acabó en auténtica pasión. El Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja, se convirtió en la primera potencia agrícola del Valle del Duero y había que contar con él para todas las transacciones de su competencia.
Fue una experiencia dura, dificil. Pero en éste terreno sindical puso en práctica sus teorías. Realizó una gran labor de captación y propaganda. Recorre incansable los pueblos y aldeas de Castilla, las labranzas y las alquerías. Explica que, si los cultivadores continuan disgregados y emulsivos, pocas son las posibilidades de redimir al campo y poder modificar sus condiciones. Era un apasionado de Castilla. Si se exceptúan sus cortas estancias, primero en Alemania, y mas tarde, forzado, en Portugal, su vida se desarrolló siempre entre los pueblos y ciudades de las Tierras del Duero. Le emocionaba la visión del campo castellano y, sobre todo, admiraba a sus gentes, con los que se sentía satisfecho e identificado. Mas tarde escribiría: Castilla tiene la misión de salvar a España y de ahogar a todos los traidores(4)
Había que modernizar el campo, irrigarle mediante acequias, dotarle de una red de aprovechamiento de las aguas, para incrementar los rendimientos de tanto sudor y tanto esfuerzo. su fecunda actividad le llevó a defender al labriego de la rapiña de la usura. Revolucionó el sistema de cultivos e hizo vibrar, de nuevo, a las gentes. Lucho contra el egoismo, la molicie y la falsedad. Le dolían las penurias del agricultor, su incultura y su abandono de siglos. Como dijo Jose Maria Gutierrez del Castillo fue como una llama que sacudía con su palabra el ensimismamiento, el mutismo que le circundaba.
También, entre todos, pensó que sería conveniente adquirir terrenos comunales, para levantar en ellos una fábrica nueva, para quebrantar la situación de monopolio existente. Se puso ilusionado a la tarea.
Las colas, para el que da lugar a ellas, son símbolo de ineficacia;para el que tiene que sufirlas es pérdida de categoría humana -solía decir - y cambió el sistema de entregas por otro, por medio de vales distribuidos por el Sindicato, con una visión social en la atribución de los cupos de entrega(5).
El año 1929 se incorpora al servicio militar con destino en el Regimiento de Infanteria San Quintin de Valladolid. Comienza, siendo soldado, a entablar relaciones formales de caracter sentimental, su noviazgo, con Mercedes Sanz Bachiller que estudiaba el bachillerato en el colegio de las madres Francesas de la ciudad, con quien contraería nupcias el día 12 de febrero de 1931, en la capilla del Palacio Arzobispal de Valladolid, actuando como oficiante del enlace matrimonial el padre don Remigio Gandasategui. La boda se celebró dos meses antes del advenimienrto de la República. El viaje de novios se proyectó, en un principio, en un recorrido por las ciudades andaluzas, aunque tuvo que interrumpirse en Sevilla por motivos profesionales, al tener que actuar como letrado en una vista señalada por la Audiencia Provincial.
EL EXILIO EN PORTUGAL
El día diez de agosto de 1932, el Director General del Cuerpo de Carabineros, el General Sanjurjo, se subleva contra la República en dos focos de insurrección armada, Madrid y Sevilla. Durante aquella madrugada, un nutrido grupo de oficiales, con algunos paisanos monárquicos que les secundan, intentan apoderarse de los dos edificios emblemáticos de la capital de España y que se encuentran en la tangente de la circunferencia que forma la Plaza de la Cibeles de Madrid, el corazón de la ciudad, como son el Palacio de Comunicaciones y el Ministerio de la Guerra. Los militares cuentan con apoyos en el cuartel de la Remonta, donde otros jefes y oficiales aguardan impacientes noticias del golpe de mano contra los dos centros neurálgicos de la intentona.
La asonada cuenta con el factor sorpresa de una operación de estas características. Se cruzan disparos. Se intercambian ráfagas en la noche con armas automáticas. Se producen algunas bajas en el tiroteo. Repican los fusiles. Los asaltantes parecen tener cierta ventaja inicial. La situación, momentaneamente, parece controlada por los rebeldes. El General se hace cargo de la situación en un efímero triunfo.
Onésimo en junio habia mantenido, en Las Hurdes, una dilatada conversación con el Dr. Albiñana durante su visita al deportado, aquel le puso en antecedentes de algunos indicios sobre los preparativos del pronunciamiento militar que debería dirigir estratégica y tácticamente el general Sanjurjo. Cuando tiene noticias del hecho desencadenante, el asalto a las comunicaciones y al centro superior de la cadena de mando militar, se pone en contacto con la media centuria de jonsistas que estaban prestos en Valladolid. Están agrupados. Caminan por las principales calles desde muy temprano esperando que aquel amanecer les depare una aceleración en el desarrollo de sus planes políticos. Se repliegan, en pelotón, hacia las orillas del río Pisuerga, para disponerse a intervenir, si la ocasión lo requiere, y hasta ese preciso instante no provocar alarma ni llamar la atención prematuramenmte. Nada acontece. Desilusionados regresan a sus respectivos domicilios. Ha sido una operación frustrada.
Los participantes que intervinieron en Madrid y Sevilla y las personas sospechosas de apoyo a la sublevación o sus simpatizantes, asi como los colaboradores que habían mantenido connivencia con los insurrectos fueron deportados a Villa Cisneros, en las cálidas arenas de la Costa Africana bajo soberanía española. La policía, de inmediato, fracasado el golpe detiene a toda persona que considera pueda tener relación. Ramiro Ledesma es arrestado en Madrid, en la indiscriminada redada que se desencadena, y permanece tres semanas en prisión hasta que, no hallandole incurso en responsabilidades, se decreta su excarcelación.
Un policia pone en antecedentes a Onésimo de su inminente detención para su posterior confinamiento en Africa. El aviso le llega a tiempo de buscar refugio en la finca de unos buenos amigos en el monte Torozos, los Martin Alonso, fuera de la ciudad de Valladolid. Desde allí se dirige a Puebla de Sanabria desde donde simulan asistir a una romería popular que se iba a celebrar en Braganza -Portugal - y a la que acudían muchos lugareños, como era tradicional, por lo que la vigilancia en las fronteras se relajaba y, conducido en automovil por los camaradas Eduardo Martin Alonso y Francisco Prada, por el paso fronterizo salmantino de Fuentes de Oñoro, cruza la frontera portuguesa y se resguarda en el país vecino. Al cruzar la raya de la frontera sus compañeros regresan de nuevo. Onésimo inicia el camino del exilio.
Dirige sus primeros pasos a una localidad balneario, al sur de Coimbra en dirección a Lisboa, llamada Curia, una de las estaciones termales más famosas de Portugal, con abundancia de aguas sulfatadas cálcicas. Ciudad triste en la temporada baja, deshabitada, melancólica, con un gran parque que circunda al balneario donde los árboles impiden que penetren los rayos solares incluso en la época estival. Se dirigió a este lugar, recóndito y solitario en invierno, por albergar a muchos de los jesuitas que fueron expulsados de España cuando se decretó , en 1932, la expulsión de la Compañía de Jesús y que allí habían encontrado acomodo, en aquellos inmensas instalaciones hoteleras donde, en la soledad y en silencio, se dedicaban al estudio.
En Curia, arropado por los jesuitas, el matrimonio Redondo permanecerá hasta el mes de Octubre cuando deciden trasladarse a Oporto donde se produce el nacimiento de su hija mayor, a la que bautizaron con el nombre de la Madre, Mercedes y que en la actualidad lleva el título nobiliario de Condesa de Labajos, por el lugar donde fue asesinado su padre. El año anterior había nacido un varón, que moriría prematuro. De vuelta a Valladolid nació, mas adelante, su segunda hija Pilar que está casada con Manuel Rein y de cuyo matrimonio nacieron dos hijos Manuel y Pablo.
Oporto trae muchas evocaciones a Onésimo. En esta ciudad, que dá nombre a Portugal, desemboca el rio Duero, las mismas aguas que se deslizaban mansamente por su pueblo natal, curso arriba, por Quintanilla, cuando era niño y adolescente. Es la segunda ciudad más importante de Portugal y esta edificada en la márgen derecha del río Duero, en un asentamiento visigótico que denominaron Portus por la ensenada natural que forma la desembocadura del río. Ciudad industrial y activa, abierta al Atlántico, con una catedral pétrea, edificada sobre la Peña Ventosa, que se eleva a setenta metros sobre el nivel de las aguas fluviales. En invierno las nieblas dan un hálito de misterio a sus ruas y monumentos, a sus azulejos blanquiazules, que predominan en las fachadas de los edificios notables, y en las casas de la ribera de Miragaia. Ciudad de granito y teja vieja. Cuna de Enrique el Navegante. Aquí Onésimo acude asiduamente a la biblioteca pública para continuar leyendo y escribiendo sin cesar.
Inmediatamente después de la sublevación del general Sanjurjo, el semanario Libertad fue suspendido con caracter indefinido por decisión gubernativa, por lo que con ello se silenció la única voz del nacionalsindicalismo en el norte de Castilla. Redondo, desde Portugal, cursa instrucciones precisas a su hermano Andrés para que, en colaboración con Javier Martinez de Bedoya, su secretario político, y el abogado Juan Misol, lanzaran un nuevo semanario que se llamaría Igualdad, nombre también selecccionado, intencionadamente, por el propio Onésimo que, entre bromas, confesaba que de tener necesidad de abrir un tercer periódico ya tenía su nombre en cartera: Fraternidad.
Igualdad salió a la cita con sus lectores el 14 de noviembre de 1932. El mismo formato. El mismo ímpetu.
Establece contactos con los nacionalistas Portugueses del Estado Novo y se entrevista, en alguna ocasión en Oporto, con el jefe del nacionalsindicalismo portugués Rolao Preto
Desde Portugal envió, regularmente, una serie de artículos de contenido más doctrinal, una serie de ensayos sobre doctrina política para la configuración del Estado venidero, que son un testimonio importante para comprender la plataforma ideológica del nacionalsindicalismo. Todos ellos fueron publicándose, de forma anónima, sucesivamente en Igualdad, como si se tratara de una sección fija, bajo el título genérico de"Hacia una nueva politica". En plena contienda civil, en 1938, se recopilaron y dieron origen a un libro con el titulo El Estado Nacional, del que se han hecho posteriormente numerosas reediciones. Hay que tener en cuenta que la única obra literaria que nos legó Onesimo fueron sus artículos reproducidos en prensa, pues no publicó en su corta, pero intensa vida política, libro alguno.
Utiliza, también, en algunos de sus originales, el pseudónimo de Alonso Campos en artículos de más actualidad o de crónicas puntuales o de alcance.
Se constata una curiosa evolución referente a la forma del Estado. Redondo pasó de hacer campaña, en 1931, a favor de la monarquía, en sus primeros balbuceos con Acción Católica y los "luises" en Valladolid, para declararse, más tarde y desde Oporto, abiertamente "accidentalista", escribiendo un reflexivo artículo en Igualdad donde manifiesta que si al movimiento de la juventud resuelta a la creación de una España española se le pregunta por la forma de gobierno que prefiere, debe reponder llanamente: la que prefiera el pueblo. Y si se pretende que nos declaremos partidarios de la república o de la monarquía, contestaremos: nuestro movimiento no toma partido por una ni por otra;no es servidor de ninguna de ellas, sino de España sólo. Y repetimos: nosotros queremos el régimen que el pueblo quiera.
Dejemos de disputar en torno a la forma de gobierno y ocupémonos de la sustancia del gobierno. Perdamos algo más el enusiasmo por la arquitectura formal y riñamos las batallas inmediatas por liberar al pueblo de los que precisamente le han engañado enredándole en la idolatría de las formas"(9)
El 30 de enero de aquel año, democrática y arrolladoramente, Hitler había asumido las máximas responsabilidades de poder en Alemania. Recogió el testigo de manos del mariscal von Hindemburg y es investido como nuevo Führer y canciller del III Reich. Mussolini, por su parte, en Italia, imprime un nuevo caracter al concepto de la política desde 1922, donde el Duce sintoniza con su pueblo y elabora todo un nuevo estilo político, abriendo con su régimen un reciente capítulo de la Historia Universal: El Fascismo.
España no podía quedarse al márgen de esta nueva corriente ideológica que brotaba en toda Europa con una fuerza incontenible. Ramiro Ledesma venía ya publicando, desde hacia un par de años, con mas ilusión que medios, el semanario La Conquista del Estado. Gimenez Caballero, el precursor de las ideas fascistas en la Península Ibérica, editaba por su parte La Gaceta Literaria, donde el estilo floral se conjugaba con las nuevas aportaciones en el terreno de la modernidad política. El avezado periodista Delgado Barreto, bajo los auspicios de la Editorial Católica, dirigía una revista satírica, Bromas y Veras, llena de intencionalidad y doble sentido, que no tuvo inconveniente en sacrificar para dar paso a un innovador proyecto -de cuya iniciativa no era ajeno Jose Antonio Primo de Rivera, serio y contundente: El Fascio.
El 23 de febrero de 1933, en casa de Gimenez Caballero, se consideró no solo la urgencia, sino tambien la necesidad, de lanzar un órgano de expresión con las ideas triunfantes europeas. Se formo un consejo de redacción integrado por Jose Antonio, Sanchez Mazas, Gimenez Caballero, Ramiro Ledesma y Juan Aparicio, bajo la dirección del periodista Delgado Barreto.
El primer, único y último número de El Fascio -Haz Hispano - apareció en Madrid el 16 de marzo, donde se hace un reconocimiento expreso al esfuerzo, mérito y sacrificios de los jonsistas de Valladolid en estos términos: "Con lógica exacta la ciudad española que se mostró sensible más rapidamente al espíritu nacional de las JONS fue Valladolid, ciudad de renacimiento y de recuerdos imperiales.
Hace ya meses que las juventudes nacionales de Valladolid esgrimen la bandera de las JONS como consigna de triunfo. Se movilizan briosamente contra el Estatuto antiespañol en jornadas magníficas de lucha. Y allí están en haz optimista y fuerte, en su disciplina y en su sitio. Su organizador, Redondo Ortega, camarada de calidad, sigue desde Oporto -donde lleva seis meses desterrado de España - paso a paso las esperanzas de aquellos jóvenes que como nosotros, le recuerdan y le aclaman"(El Fascio, 16 -3 -33, pag. 15).
El número fue secuestrado en talleres -se imprimió en las rotativas de La Nación -por la policía, por orden directa y expresa del entonces Ministro de la Gobernación Casares Quiroga que, de esta forma, con la retirada e incautación de sus cien mil ejemplares, pretendía abortar la iniciativa.
Cuando en abril de 1933 su esposa Mercedes Sanz Bachiller regresa desde Portugal a España, con la neófita Mercedes, Onésimo vuelve a Curia durante dos meses. De nuevo se reagrupa el matrimonio Redondo para instalarse en la Praia das Rochas. El dia 5 de abril de 1933 reciben la visita del triunviro nacional Ramiro Ledesma Ramos. Ambos deciden el lanzamiento de una revista mensual doctrinal e ideológica, cuya cabecera la formarían las siglas del movimiento: J. O. N. S. cuyo primer ejemplar aparecerá en mayo de 1933, bajo la dirección de Ramiro desde Madrid y donde colaboraron todos los intelectuales del nuevo movimiento. Se publicaría hasta agosto de 1934.
En el primer número se publicaba una colaboración de Onésimo, redactada en Portugal, con el título La Regresión a la barbarie, donde analizaba la lucha por la cultura, el término del ciclo progresista y la africanización por el marxismo de España que concluye con estas palabras: "En España la aniquilación del marxismo es la continuación de la Historia nacional, el cumplimiento de una dura y relevante misión histórica en favor de Europa. Y la victoria definitiva del marxismo sería la reafricanización de España, la victoria conjunta de los elementos semitas -judíos y moriscos, aristocráticos y plebeyos -, conservados étnica o espiritualmente en la Península y en Europa.
Por eso ahora nos invaden los judíos expoulsados de otras naciones. Por eso el poder marxista lanza miradas de ternura y protección a los hebreos del Norte de Africa.
Elija la juventud española el bando en que cree legítimo y glorioso batallar en una lucha por la Cultura y por la Raza. . .
En el segundo número de la revista doctrinal J. O. N. S. correspondiente a junio de 1933, inserta un amplio estudio sobre uno de sus temas favoritos, Castilla en España, donde describe la interpretación de la decadencia, la conjura y la traición y la decisión jonsista de volver a ser, para impedir el suicidio de España. Tras definir su sentimiento de Castilla, sus anhelos de independencia y de unidad, recorre Castilla, Madrid y el litoral para concluir que tras un letargo secular"vuelve la hora de Castilla".
En el número 4 de J. O. N. S. , del mes de septiembre, escribe sobre la Decadencia de las fórmulas en donde habla de Fascismo y Jonsismo.
Entre los colaboradores habituales de la revista J. O. N. S. , además de su director Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, encontramos a Eugenio Montes, Santiago Montero Diaz, Jesús Ercilla, Jose María Castroviejo, Jose Maria Cordero, Javier Martinez de Bedoya, Jose María de Areilza, Hugo Spirito o Jose Antonio Primo de Rivera.
Sin duda alguna la revista J. O. N. S. fue el laboratorio de ideas más importante del fascismo español
El día 16 de octubre, deciden Onésimo y Mercedes regresar a España, tras la caída del gobierno socialista de Azaña y el cambio de rumbo de la política española. Ahora ya, definitivamente, retorna a Valladolid, donde es detenido y a las setenta y dos horas puesto en libertad sin cargos. En total la estancia en Portugal se ha prolongado durante quince largos meses, ha sido un exilio itinerante, dificil, sobresaltado, con alegrías, como el nacimiento de su primogénita, y soledades. Pasó estrecheces y sus únicos ingresos fueron las cantidades que el camarada Bulnes le enviaba y que consistían en la mitad de su modesto sueldo o los pequeños ingresos obtenidos por gestiones puntuales que, como factor comercial, realizó para su hermano Andrés que trabajaba en una entidad bancaria. Para poder subsistir y atender a las necesidades familiares Mercedes, su mujer, se vió forzada a vender unas tierras de labor que tenía como bienes parafernales en el término municipal de Montemayor de Pinilla.
La vuelta a casa proporcionó nuevos y briosos ánimos al caudillo castellano.
CANDIDATO DEL PUEBLO
Decidió presentarse como candidato a las elecciones legislativas que estaban convocadas para el 19 de noviembre de 1933. Teníia escasamente un mes para para recorrer la circunscripción electoral por la que se presentaba para exponer y divulgar su programa. Era el único candidato nacional -sindicalista de Castilla, pues tan sólo en Extremadura, en la provincia de Cáceres, se presentaba otro candidato afecto al movimiento.
Una semana antes de los comicios, el trece de noviembre, salía la última edición de Igualdad, de los que habían aparecido 52 numeros, para reforzar de nuevo el inicial semanario Libertad, interrumpido y en paréntesis de silencio obligado, amordazado, durante su exilio en Portugal, que reapareció, con el número 62 de su orden correlativo, el 27 de octubre.
El Manifiesto Electoral de Onésimo Redondo se publicó, reproducido integramente, en el número siguiente de Libertad y se lo ofrecía a sus paisanos y electores y, sobre todo, a la juventud nacional de Valladolid. Se postulaba no por tal o cual partido o coalición, sino como "candidato del pueblo". El Manifiesto era un texto amplio, explicativo que comenzaba por aclarar la primera premisa que le llevaban a presentarse de forma individual y en solitario y no en las listas de la candidatura de la Unión de Derechas "ajenos al sentir popular y aficionados al manejo caciquil de los resortes electorales" y que habian opuesto su reticencia al candidato, para incluirle como "representante de los luchadores de vanguardia, de la juventud que llevaba dos años y medio batallando sin descanso y generosamente para debilitar la tiranía marxista" -dice Onésimo -no sabemos si por el miedo a verse suplantados en unas posiciones que creen corresponderles vitaliciamente, o el despecho de sentirse desasistidos por el pueblo mientras la gran masa toma otros derroteros de liberación y dignidad, les ha movido a los viejos caciques vallisoletanos a poner en juego todas sus malas artes para descabezar, si posible les resulta, el movimiento de juventud"
Se lamentaba Onésimo, en el Manifiesto, de esta circunstancia por las consecuencias que pudieran derivarse de la división de los votos de la derecha y la escisión de las papeletas en las urnas, con su presencia independiente y afirmaba rotundamente que no es disidencia, ni es un gesto libre. Es la imposición penosa de las circunstancias políticas que arrojará sobre mis hombros, ya bastante castigados por la persecución, el peso irresistible de una responsabilidad, que para nadie deseo, y de un trabajo ímprobo que ninguna utilidad personal puede reportarme, mientras me aparta, seriamente, de mi profesiuón y prolonga, agravados, los daños de catorce meses de forzado destierro". La burguesía del capital, la denominada Unión de Derechas, la C. E. D. A. de Gil Robles, cegada por sus intereses especulativos e intrigas, con su rechazo, cerraba así las posibilidades de obtención de un escanio al portavoz de la juventud nacional que vió como su nombre era vetado y en su lugar se colocaba a Luciano de la Calzada, más docil con las tesis reaccionariasde Acción Popular, mientras que a Onésimo se le había exigido para su admisión la conjura del silencio, por lo que escibe que no valen en política los pactos en que se entrega todo, hasta el honor, y se recibe la risible promesa de una reparación para el porvenir. Menos que nadie, la juventud puede aceptar el mortifero papel de comparsa insincero en un conglomerado donde todos los que esperan algún lucro están de acuerdo para cerrarle el camino.
El Manifiesto era una "Defensa de la Agricultura", como su primera preocupación, tanto de su actividad profesional como política. "Soy hijo del campo, y aunque dedicado al estudio, no me he separado nunca de aquel". Repasa la revalorización de los productos y señala como el problema más angustioso de la agricultura castellana el de la venta de los productos, cuya venta remuneradora es la primera condición de la restauración económica de España. Dedica un apartado a la política arancelaria, en defensa de las exportaciones agrícolas y cerealistas, exigiendo la prohibición absoluta de grano excedente. Aboga por el fomento de nuevos y alternativos cultivos y solicita la sindicación del crédito para lograr una política social agraria, que reclamaba una urgente y radical revisión y reforma, afirmando enfáticamente que somos partidarios del acceso de todo obrero agrícola a la propiedad y declamando una REFORMA AGRARIA POSIBLE Y VERDADERA y se muestra favorable para dirimir las controversias del campo en la creación de Jurados Mixtos en la Agricultura. Se había mostrado conforme, en artículos precedentes, con la reforma agraria italiana, emprendida por Mussolini, a la que calificaba de tipo evolutivo, estableciendo la diferencia existente entre las reformas radicales, donde prerdominaba el criterio de una nueva distribución, frente a las de caracter evolutivo basadas en una mayor producción, idóneas para paises cultos donde las alharacas revolucionarias marxistas carecen de influencia y que, a la larga, constituyen la forma más radical y eficiente en el régimen de producción y distribución de la economía agraria. (10)
La segunda parta del Manifiesto, lo dedica a desarrollar el programa social, basado en un orden sindicalista corporativo que acabe con el embaucamiento enchufista y la explotación del hombre por el hombre. En favor de un régimen sindicalista de armonía social. En contra de la especulación político -financiera, de las utilidades absorventes del capital anónimo, del paro obrero y campesino contemplado con indiferencia por la alta burguesía. Defendemos el salario seguro y suficiente para el decoroso sostenimiento de toda la familia. . . . somos los hombres de la revolución sincera y posible
Apela para que Todas las fuerzas de la producción deben colaborar dirigidas hacia un fin conveniente a todos: el de la reconstrucción y la grandeza nacional. El resurgimiento de España, positivo, cierto, planeado de modo totalitaroio e inteligente, debe ser obra de las clases trabajadoras y de la juventud nacional.
En su programa, la defensa de las clases medias y la extensión del ahorro a las clases trabajadoras para "desproletarizarlas, es un elemento esencial
Termina el Manifiesto invocando los Principios Inmutables de su credo político como la "Afirmación de España como Nación una e imperial obligada por su Historia y la capacidad de su cultura a ser fuerte entre los demás pueblos y a cumplir el destino de comunidad espiritual con las naciones de ultramar hijas de nuestra Patria". El Estado que propugna deberá construirse sobre bases tradicionales, sustituyendo el sistema liberal parlamentario de gobierno por un régimen de unidad y permanencia con auxilio de Cortes representativas de profesiones, municipios y regiones. Declara invalida la Constitución de 1931, declarándose más que revisionista, abolicionista. Corrobora la garantía intangible de la unidad de soberanía del suelo nacional, frente a todo separatismo y pide libertad para la enseñanza religiosa, termina diciendo que con la mira puesta en la futura grandeza nacional, en la defensa de la agricultura castellana y en la derrota definitiva de las fuerzas enemigas de la España cristiana y eterna, de la masonería, el marxismo y el separatismo, queremos en esta ocasión consultar el latido de la ciudad vallisoletana, cerrando el texto con las invocaciones ¡Por España! y ¡Por la agricultura castellana!
Durante la campaña evidencia su afinidad y respeto por el Fascismo y escribe en Libertad el dia 2 de noviembre que Las J. O. N. S. saben estimar al Fascismo en lo que vale, están atentas a sus experiencias y admiran su postura de vanguardia en la regeneración del mundo.
Se multiplican los mítines por los pueblos de los alrededores. Parece que hay una tendencia de voto hacia las fuerzas conservadoras pero con una minima diferencia sobre los partidos de izquierda. Libertad pide el voto, insistentemente, para el candidato jonsista. Los pasquines van soldándose con grumo en las paredes y fachadas mas transitadas. Duran poco tuiempo. O son arrancados con ira por los contrincantes o bien son solapados por carteles de mayor emvergadura de los partidos más poderosos. . Es una contienda desigual y titánica.
Onésimo se desgañita, se queda afónico, habla en Geria, en Tordesillas, en municipios y pueblos pequeños, dobla mítines en una jornada, conversa con los agricultores mientras trazan sus surcos, les echa la mano al hombro y les explica el sentido de su voto y de su confianza. Como orador su dialéctica era cruda, su estilo simple, era el lenguaje de un labrador que hablaba a los suyos.
Analiza la situación. Los votos están divididos en dos mitades, en corte nitido, en discrepancia entre las derechas y las izquierdas. Los votos suyos podrían arrebatar el triunfo a las derechas y, temeroso de contribuir, quizá, al triunfo de algún marxista decide sacrificarse personalmente, una vez más, por el interés general. Retira a última hora y en última instancia su candidatura para no alterar las proporciones de escanios. Su gesto, en Valladolid, posibilita el triunfo de los conservadores para un bienio que abarca desde 1934 hasta 1936. Deja claro y sentado que las J. O. N. S. no eran ni de derechas ni de izquierdas.
El local de las J. O. N. S. cambia de domicilio y, de aquel lúgubre de la calle Alonso Pesquera, al que se accedía por el patinillo interior y que fuera registrado y clausurado por la autoridad, se pasa a uno más amplio de la calle Claudio Moyano num 12 donde, en diciembre de 1933, y tras las elecciones funda el viejo proyecto del Centro de Estudios Castellanos, en el que imparte clases de Historia y Derecho, economía y sindicalismo, dicta conferencias sobre agricultura a las dos docenas de alumnos universitarios que se apuntaron tras la apertura y que permanecieron fieles hasta su clausura por la autoridad gubernativa. . .
Su vocación sindicalista y su experiencia en este terreno, por su vinculación antes del exilio con el Sindicato Remolachero, le llevan a fundar antes de que termine el año un Sindicato Triguero por las malas cosechas y los bajos rendimientos, con el lanzamiento de un manifiesto para la sindicación nacional de los trabajadores del campo en sindicatos rurales autónomos e independientes, apartados de toda organización antinacional. Abre su bufete jurídico que compatibiliza con la dirección del semanario Libertad donde escribe sin tregua hasta su último número de despedida en mayo 1935, tras erigirse durante sus cuatro años de dura existencia en el grito constante y permanente de la nueva juventud nacional, de los nuevos ideales socialmente revoluicionarios, politicamente jerárquicos y patrióticos. El día de su cierre, Libertad era el órgano más antiguo que restaba del nacional -sindicalismo de aquel entonces.
No baja la guardia. El triunfo de los conservadores y las derechas burguesas, de noviembre de 1933, no pueden ahogar la revolución jonsista en marcha. En Libertad y de su puño y pulso se pueden leer, en diciembre de aquel año, recuadros que son como aldabonazos a las conciencias jóvenes: ¡Viva la revolución social! ¡Jóvenes obreros. . . !¡Jóvenes Españoles. . . ! ¡Preparad las armas, aficionaros al chasquido de la pistola, acariciad el puñal, haceros inseparables de la estaca vindicativa. . . ! (11)
EL ULTIMO AÑO DE SU VIDA
LAS ELECCIONES DE FEBRERO DE 1936
El año 1936 comienza con la disolución del Parlamento por parte del Gobierno, que preside Portela Valladares, y la convocatoria de elecciones generales legislativas señaladas para el día 16 de febrero.
Onésimo recibe la noticia de este nuevo reto con las urnas, de esta nueva confrontación electoral, agobiado de trabajo. No sólo dirige, con acierto y eficacia, a la Falange en la región bañada por el río Duero, sino que debe atender, además, sus obligaciones profesionales como abogado y multiplicarse para cumplir, diligentemente, sus compromisos como representante del Sindicato Remolachero donde, forma parte de la Comisión Arbitral que actúa en el Ministerio de Agricultura, por lo que sus desplazamientos a Madrid son frecuentes.
El día 12 de enero de 1936, como inicio de precampaña electoral, prepara un mitin en el Teatro Calderón de Valladolid donde intervienen Julio Ruiz de Alda, Jose Antonio Primo de Rivera, Rosario Pereda, maestra nacional que se distinguió por sus relevantes prendas morales y políticas del nacionalsindicalismo en Castilla, y el propio Onésimo, que vuelve a predicar la Revolución Nacional como única alternativa posible ante los cuatro mil asistentes que acuden a escuchar el mensaje de la nueva España y en la que les dice que nadie cree en las elecciones como medicina pero todos los partidos pregonan su propia victoria como única salvación pública, pero sólo un grupo de gentes libremente asociadas al latido intimo de los destinos de España, los jóvenes de la Falange, se vuelven a hablar en todo momento claro y alto: a derechas e izquierdas.
Analiza la degradante situación del país y expone que tanto ha desaparecido la civil armonía entre los españoles, que media España hoy llama asesina a la otra media. Y con el mote de asesinos, dirigidos a sus adversarios, van las derechas y las izquierdas a las elecciones.
Para acabar con la guerra no se debe soñar con el armisticio. Jamás las fuerzas antinacionales -ni el marxismo, ni la masonería, ni el separatismo - rendirán sus armas por las buenas. Es una locura y una necedad impropia ya de hombres experimentados y responsables, aspirar a un equilibrio de los partidos, a eso que se llama "pacificación de espíritus", al turno imposible y a la convivencia imaginaria entre el bien y el mal, de la justicia y del pecado, de España y de la anti -España. Lo venimos diciendo hace cinco años. A los enemigos absolutos de España sólo se les disciplina aplastándolos. y para ello, perfecta e imperfecta, facil o dura, la única solución es la victoria marcial y directa de la España jóven y cristiana contra los que quieren la división civil o política, el soviet, el marxismo, la suciedad política;esa victoria marcial directa y total hay qe buscarla, como la Falange lo hace, públicamente y por las claras, no de modo nocturno y disimulado. Diciendo a los enemigos claramente que no nos interesa ni nos obliga su Constitución;que venimos a aplastarlos a ellos y a redimir a sus masas del yugo de la mentira y de la servidumbre del odio.
Después, a continuación, Jose Antonio que intervino en último lugar en el mítin se lamentaría, tras un exordio brillante, que nos parece monstruoso que la suerte de España tenga que jugarse cada bienio al azar de las urnas. Que cada dos años entablemos la trágica partida en que a golpe de gritos, de sobornos, de necedades y de injurias se arriesga cuanto hay de permanente en España y se hiende la concordia de los españoles. Para una larga labor colectiva queremos el "Frente Nacional". Para un domingo de elecciones, para la vanidad de unas actas, no. Esta coyuntura electoral no representa, para nosotros, sino una etapa. Confiamos en que, una vez vencida, no quedaremos sólos en la empresa que estos renglones prefiguran. Pero, sólos o acompañados, mientras Dios nos dé fuerzas, seguiremos, sin soberbia ni decaimiento, con el alma tranquila, en nuestro menester artesano y militante.
A pesar del envite, de la mano tendida y abierta, de la gravedad del momento político y de lo que estaba en juego, las derechas burguesas y capitalistas, los comodones adinerados y tibios, los timoratos hombres de comunión diaria y egoismos propios, eliminó a Falange, a la avanzada de la Revolución Nacional y Social, de sus listas electorales. Ellos, las derechas estereotipadas, tenían los aparatos burocráticos, los medios económicos para la propaganda, los resortes religiosos de apoyo. Falange tenía las ideas prontas, el ímpetu, la juventud y la generosidad en su sangre derramada.
No hubo un hueco en ninguna provincia en las listas herméticas, confeccionadas por la burguesía, para los nombres jonsistas. La cerrazón fue total. La idea expuesta de formar un gran Frente Nacional por la Falange, donde el agrupamiento de votos diera el triunfo a los solidarios de la Nación, no fue posible. Falange tuvo, irremisiblemente, que acudir en solitario, una vez más, en una ordalía brutal por el esfuerzo para los exiguos resultados de las expectativas, y se presentó en once provincias, donde los núcleos de sus militantes cerraban filas defendiendo poéticamente la bandera que hacia un trieño se habia alzado.
No faltaron las presiones, por parte de potentados y caciques de la derecha, de emisarios eclesiásticos insinuantes e incluso, por algunos miemnbros de la directiva del Sindicato Remolachero, sobre Onésimo Redondo al que le dieron la disyuntiva de que si continuaba con su idea de presentarse como candidato a las elecciones, tendría que dejar su puesto laboral como abogado de ese Sindicato, para obligarle a retirtarse de la contienda electoral, como ya sucediera en las elecciones de 1933 en Valladolid. Esta vez, las alagadoras palabras, las amenazas de males venideros de persistir en su actitud, y las sutiles promesas de futuras recompensas si deponían su actitud de candidatarse, no fueron atendidas, por quienes como Onésimo y Jose Antonio estaban decididos a dar la batalla total.
Valladolid fue una de las ciudades seleccionadas para presentarse la Falange, con la independencia de sus propias fuerzas y escasos recursos. Los candidatos de FE de las JONS que se presentaban en Valladolid eran Onésimo y Jose Antonio. Su lucha evidenciada en la campaña, no era la disputa por arañar o mendigar votos ni papeletas, su pulso era al sistema demoliberal. Pugnaban no contra este o aquel gobierno, contra esta o aquella solución, sino por la solución radical y definitiva de oposición al sistema en su conjunto y desde su raiz.
Onésimo organizó todo el aparato del movimiento. Cursó las órdenes al jefe local de Valladolid, el camarada Gerardo Perdiguero, para que tomaran la iniciativa intensa que les aguardaba en los comicios. Personalmente intervino en 35 mítines electorales, en una gran parte de los pueblos de la provincia, en contacto con las Falanges del campo. Todos se multiplicaron. Parecían tener el don de la ubicuidad, pues se les encontraba en todas partes, modestos, humildes, combativos, con ojos soñadores, humedos, claros, desafiando al frío, a la inclemencia, a los imponderables.
Las consignas de la propaganda electoral eran escuetas y contundentes: "¡Contra la revolución y sus cómplices! ¡Contra los ladrones y sus cómplices! CONTRA UNOS Y CONTRA OTROS, FALANGE ESPAÑOLA DE LAS JONS"
"No basta el miedo, hay que tener una fe para triunfar. La candidatura de las Derechas es la candidatura del miedo. La Candidatura de la Falange es la candidatura de la fe en España, una, grande y libre"
Presentó Onésimo como lema de la campaña un plan triguero, de inmediata realización, que se basaba en los siguientes puntos: 1ºSindicación obligatoria de todos los productores;2ºTasa a rajatabla para el trigo, las harinas y el pan;3º Distribución anual de crédito al 4% por el importe de 500 millones, entre los pequeños labradores principalmente;4ºinmediata construcción de silos y almacenes para llegar al comprador único. Eran respuestas concretas a los problemas acuciantes de los pequeños labradores.
Se quiso, para potenciar la campaña, volver a editar el semanario Libertad, pero se toparon con la denegación del permiso gubernativo. Se tuvieron que contentar con el pasquín y la octavilla volandera, que se entregana mano en mano, para no desperdiciar ninguna de las escasas resmas de las que disponían.
El día de las elecciones, el 16 de febrero de 1936, amaneció, en Valladolid, lluvioso y desapacible, lo que contribuyó a que las calles estuvieran desiertas, como si de una ciudad fantasma y abandonada se tratase. Las horas iban confirmando lo que se temía en un principio, que los marxistas se alzaran con el poder. Se registraron algunos incidentes, ciertos encontronazos con contusiones entre los comunistas y los jóvenes falangistas. Los camaradas de primera línea estaban atrincherados en la sede de las JONS, desde la madrugada, por si fuera necesario intervenir en caso de sobrevenir el caos en la ciudad.
La candidatura de la Falange, como era de esperar, no obtuvo votos suficientes para lograr representación parlamentaria, pero Onesimo manifestaba a los que le acompañaban en el local: estoy satisfecho porque el haber presentado mi candidatura supone la diferenciación de la Falange ante el pueblo de todos los partidos políticos;mi campaña entre los campesinos ha sido más profunda de lo que muchos creen;no he pedido sus votos sino su coraje y decisión para cuando llegue el momento de levantarnos en armas". Era todo un vaticinio.
Las urnas le dieron casi seis mil votos, que eran mas bien seis mil voluntades para afrontar cualquier contingencia. No eran votos estadísticos, sumatorios, eran votos de entrega y ofrecimiento, de recuento para saber con cuantos fusiles se podía disponer, para el día decisivo. Sobre un total de 129. 722 votos emitidos en esta provincia -el 79, 9% del electorado - Onésimo obtuvo 5. 435 votos -el 4, 18% y Primo de Rivera 2. 793 votos. La candidatura de las derechas, que habían negado el pan y la sal a la Falange, obtuvo, en la circunscripción de Valladolid, cuatro actas y el Frente Popular de izquierdas, 2 de las seis que estaban en liza. En el computo general de la Nación, la ventaja fue para la coalición de las izquierdas.
Envalentonados los marxistas por los resultados y, con el trasvase de poderes a los nuevos comisarios políticos, pronto se desató una feroz persecución, como era de esperar, contra la Falange. El dia 21 de febrero de 1936, era herido por la espalda, a traición, y arrastrado por el suelo hasta la comisaría de policía, donde se pidió su linchamiento, el camarada Jose Pereda, hermano de Rosario, la Jefe de la sección Femenina de la Falange en Valladolid. Al siguiente día cuando tan sólo habían trascurrido seis días justos de las elecciones, ya se efectuaba el primer registro en el domicilio social de la Falange de Valladolid que fue asaltado por la policía y retirada toda la propaganda, objetos y enseres del local, que lo dejaron practicamente inservible. El Gobernador amenazó, desafiante, que no sería el único registro que llevaría a cabo la policía en aquel local. Se inciaba un periodo de terror y acoso. Las charlas y el contacto entre los jóvenes camaradas se trasladaron a los domicilios particulares, en sus casas, con sus familias. Ante la tormenta que se avecinaba en el horizonte político, Onésimo visitó a algunas familias pudientes de la localidad, en demanda de auxilio económico, y ayuda financiera para abastecerse de armas y municiones.
El 5 de marzo el Gobierno secuestró el semanario Arriba, órgano escrito de expresión de la Falange a nivel nacional que se editaba en Madrid y cronologicamente hacía el número 34 y último de la serie. Un número apócrifo, el número 35, con doce páginas que circuló, clandestinamente, con dicha cabecera, apareció en el Madrid republicano frentepopulista, en noviembre de aquel mismo año y en plena Guerra civil española.
El dia 7 de marzo de nuevo la policía hace acto de presencia en el Hotel Castilla de la ciudad donde se celebraba una comida de hermandad y confraternización del Sindicato Esàñol Universitario -SEU - para honrar a su patrón, por la festividad de Santo Tomás, al que asistía Onésimo a cuyos postres proonunció la siguiente arenga: Oriente ha declarado la guerra a Occidente: Moscú se dispone a adueñarse de nuestra Patria. La juventud debe permanecer en constante guaurdia. Falange vigila al enemigo y anunciará sin vacilación el momento decisivo. Fijaos bien, camaradas, en la importancia de cuanto os digo: pronto llegará el día de la batalla y entonces ni libros, ni novias, ni padre ni hogar pueden ser lazos que nos aten o nos sujeten;cuando se trate de la recuperación de España sólo la guerra absorverá todos nuestros esfuerzos.
Ese mismo día, a las pocas horas, Onésimo era detenido y ordenado su ingreso en prisión, junto con los camaradas Carrascal y Román, aunque serían puestos en libertad posteriormente.
El día 14 de marzo el Gobierno decretó la orden de detención para todos los dirigentes nacionales de la Falange y el SEU. Aquella noche fueron detenidos en Madrid Jose Antonio, Ruiz de Alda, Fernandez Cuesta . . . en cuyos impresos de detención policiales figuraba la causa: "Detenidos por fascistas"
A continuación las sedes de Falange en Valladolid y su provincia fueron clausurados y lacrados por orden del Gobierno Civil, con arbitrariedad y sin fundamento, sus centros de reunión.
Se produjo desde el triunfo electoral del Frente Popular una reacción patriótica profiláctica, traducida en una avalancha de inscripciones a la Falange de Valladolid, con una media de veincicino o treinta nuevas altas diarias.
EN LA CÁRCEL DE VALLADOLID
El 19 de Marzo, festividad de San José, estallaba un petardo de escasa potencia en las proximidades de la comisaría de policía Valladolid. La policía acude rápidamente al café "Cantábrico", donde solían acudir los falangistas por tener sus centros clausurados, habiendo convertido el salón rojo del café en el puesto de mando de la guerra sin cuartel desatada, y detuvo, en una redada espectacular, a un grupo de ellos entre los que se encontraba Onésimo, con los camaradas Carrascal y Greciet, cuyo internamiento, en la prisión provincial, se ofició de inmediato. La explosión fue el pretexto buscado para detener definitivamente al caudillo de las JONS.
La detención y encarcelamiento del lider falangista provoca altercados en la Universidad y, el día 26 de marzo, la policía detiene a 41 falangistas que ingresan conducidos en la prisión. El día 6 de abril se repiten las concentraciones de protesta y se suceden los arrestos y los incidentes, la lucha callejera. Cada día llevan a la carcel nuevos detenidos y, en menos de dos meses, el número de afiliados privados de libertad se elevaba a 110. Onésimo, desde el interior del penal, cursó órdenes a sus camaradas para que no se dejaran aprehender inutilmente.
Al principio le encierran incomunicado, no pudiendo recibir más visita que la de su hermano Andrés, que haría de enlace entre el recinto carcelario y los camaradas de extramuros. Pasado el rigor de los primeros dias las condiciones del establecimiento penitenciario se atenuaron, permitiéndole salir, incluso, en dos ocasiones, aunque fuertemente custodiado, para asistir a sendos causas por tenencia ilícita de armas contra Juan Cancio y Emilio Iglesias, los días 18 de abril y 23 de mayo respectivamente, ante la Audiencia Provincial de Valladolid, en cuyos sumarios estaba designado como abogado defensor. Ocupó la celda número 11.
En la carcel los detenidos recibían la visita del abogado Elias Iglesias, que se comunicaba con los internos y era el vinculo de unión con la organización de los que aún permanecían libres.
Fechada el día 23 de marzo de 1936, Onesimo recibe la siguiente carta de Jose Antonio, enviada desde la Carcel Modelo de Madrid:
"Querido Onésimo: siento tu detención y te acompaño en ella mentalmente con el espíritu dispuesto por la semejanza de mi situación. . .
. . . Pero estos preparativos han de estar sujetos a la contingencia, muy probable, de una abstención total, en la que estamos gestionando que nos acompañen todos los partidos ajenos al bloque de izquierdas. Creemos que hay que declarar facciosas unas elecciones preparadas en medio del terror rojo en los pueblos, de la censura de prensa, de la obstrucción de toda propaganda y de la clausura gubernativa de innumerables centros políticos. Ya comprendo que tales objeciones tienen en nosotros un valor táctico y no sustantivo: la conducta antiliberal del Gobierno nos tendría en principio sin cuidado;lo importante es que las elecciones municipales van a dar por caminos lícitos o ilícitos, una inmensa mayoría a los marxistas que quizá se alegue como justificación para un traspaso de poderes, como el del otro 14 de abril. Previsto esto y dado que el triunfo marxista, que es casi inevitable, sólo dé plebiscito a la elección descalificándola por adelantado y negándose a acudir a ella.
Te aseguro que el estar en prisión no me mortifica nada personalmente pero me inquieta por el alejamiento que como a todos me impone del puesto del deber, en estas semanas en que creo que se está decidiendo la suerte de España. Gracias a Dios la Falange se mantiene en la calle honrosamente. Sólo ella, en medio del achicamiento general, ha elevado el decoro público de los españoles. Sin su decisión combatiente, la ola comunista hubiera sido mucho más rápida, pues lo que la ha contenido ha sido el temor de un contragolpe en el que los nuestros podrian haber tenido mucha parte.
Julio, Rafael, Raimundo, Barrado, Valdes, Salazar, reunidos en esta plácida galeria de presos políticos, me dan recuerdos para ti. Recíbelos con un abrazo de tu buen amigo y camarada. JOSE ANTONIO.
En la carcel lod jonsistas de Valladolid fueron protagonistas de algunos sonados incidentes conmo el que tuvo lugar el 29 de marzo, cuando los falangistas protestaron airadamente por que no se oficiaba misa en el centro penitenciario los domingos. Su petición fue atendida por el Director y, en adelante, los padres jesuitas Juan Lozano y Javier Baeza serían los encargados de tal menester, en unión del párroco de San Pedro don Ricardo Nuñez. También provocaron una huelga de hambre para quejarse de la deficiente comida que les servían en el rancho diario, no solo porque era frugal, sino por insana.
A finales de marzo o principios de abril de 1936 Narciso Perales y Elías Iglesias confeccionaron un nuevo fichero con los afiliados de Valladolid capital y contabilizaron unos mil cien afiliados.
El día 13 de abril Jose Antonio le enviaba una nueva misiva, en la que aprueba la sugerencia de que algunos de los detenidos se presentaran como candidatos para compromisarios en las venideras elecciones municipales, si ello falicitara la libertad, dejándole en libertad a Onésimo para establer pactos si lo consideraba conveniente.
El día 16 de abril Rosario Pereda, figura relevante y popular, la Jefe de la Sección Femenina de Valladolid, excelente oradora, a quien los marxista tenian amenazada de muerte, por lo que debía ir siempre arropada y protegida por sus camaradas falangistas, vió como su escuela primaria era apedreada por los comunistas, siendo repelida la agresión por la escolta de Rosario que, no obstante ser las víctimas, fueron detenidos inclusive la propia maestra. A mediados de abril fue también detenido el camarada Perdiguero, Jefe Local de Valladolid
El dia 21 de abril varios estudiantes, dirigidos por el camarada Conejo, fueron a elevar una respetuosa protesta ante el Gobernador Civil, por las múltiples detenciones ilegales que se venían practicando;al negarse en rotundo el Gobernador a recibirlos en audiencia, se pusieron en la antesala de espera a cantar el himno de la Falange. No se les desalojó, como hibiera sido hasta cierto punto lógico, se les detuvo. Aquel mismo día el Gobernador ordenaba una batida en la provincia, apresando a dieciocho camaradas más en las localidades de Pedrajas y Cogeces.
Las visitas a los presos eran manifestaciones multitudinarias, entre los que tenían acceso y comunicación y los que aguardaban en las inmadiaciones del recinto. El 22 de abril los encargados de instituciones penitenciarias limitaron las visitas a los presos de forma drástica y restrictiva. Los que se desplazaban diariamente, al ver que se les dispersaba, se dirigieron en manifestación de protesta, brazo en alto, entonando el"Cara al sol" hasta el edificio del Gobierno Civil.
El Frente Popular había querido enterrar a la Falange de Valladolid tras los muros infranqueables de la carcel provincial, pero Onésimo supo convertir este hecho en una excelente plataforma publicitaria. En la prensa sólo unas reseñas lacónicas y breves de la detención de Onésimo y otros falangistas. El órgano del Partido Socialista Adelante protesta porque todavía haya gentes que se atrevan a enfrentarse con la República. Entre las derechas cunde el miedo. Pero pronto corrió por la ciudad la noticia de que los falangistas permanecían irreductibles. No se puede con ellos. Esta actitud se proyecta a la capital castellana de dos maneras bien distintas: en los medios guibernamentales, se estima como una intolerable insolencia frente a la que el Gobernador actúa inexorablemente. Se cambia de titular en el Gobierno Civil y llega a Valladolid, trasladado desde Zamora, donde se había distinguido por su dureza de corazón, Luis Lavín, el último y más tristemente célebre Gobernador de la República en la capital del río Pisuerga. En cambio Valladolid, en lo que queda de salvable, se encuentra con un foco de luz esperanzadora. Y de esta forma, a fuerza de gallardía y de tenacidad, la cárcel sale a la calle, se proyecta en la opinión pública, hace popular y el miedo va desapareciendo de las gentes.
A primeros de abril tiene lugar el contacto de Onésimo con los militares de la Plaza. Esta inteligencia queda establecida con el comandante de Artilleria Gabriel Moyano, a través de los capitanes de caballeria Gonzalo Ortiz y Casiano Velloso, apresurándose Onésimo a participar a Jose Antonio, entonces también preso en la Carcel Modelo de Madrid, los enlaces.
Por esta época ya se habla de la cárcel en toda la ciudad, se comentan las hazañas de los presos como personajes de leyenda. Suenan con gallardía y sin miedo los gritos de ¡Arriba España!
El día 2 de mayo de 1936, Onésimo dirigió a los presos falangistas unas palabras, a las cinco de la tarde, para rememorar la fiesta del levantamiento de 1808 contra los franceses y poner énfasis en el significado de la gesta de la independencia nacional. Los presos comunes y los marxistas, que se encontraban presos como delincuentes, trataron de impedirlo y los falangistas reaccionaron virilmente. La charla se desarrolló sin incidentes y con los presos comunes en el interior de sus calabozos. Los funcionarios llevaron al húmedo sotano, a celdas de castigo, a todos los falangistas por su actuación en la refriega y allí, a oscuras, casi sin ventilación, ensayaron la canción que cantaron, posteriormente: Amanece para mí, cuya letra la compuso el camarada Pradera y que tantas veces se entonó en los primeros días de la Cruzada de Liberación.
Onesimo nombró enlace suyo al abogado Elías Iglesias, que todas las semanas se desplazaba a Madrid para traer las instrucciones generales y ser el correo de las cartas que Onésimo dirigía a Jose Antonio. Iglesias sólo se entrevistaba con Onésimo y el comandante Moyano, por razones de seguridad. Fuera, en la calle, el peso de la dirección de la Falange, mientras Onésimo estaba cautivo, lo llevaron Jose María Gutierrez, Elías Iglesias, Teodoro Gimenez, Clarencio Sanz y Pedro Rivas. Supieron cumplir con su deber. Junto a ellos Luis Gonzalez Vicent, jefe de milicias provincial, recorrió los pueblos preparando el Alzamiento salvador. A Teodoro Gimenez le había encomendado que se hiciera cargo del mando de la Falange en Valladolid, a raiz de las elecciones del 16 de febrero, intuyendo que se acercaban días difíciles para la Falange, visitándole en su pueblo Alcazaren para prevenirle de su posible detención.
Fue en los primeros días de abril cuando, transitoriamente, le entregó el mando, cursándole las siguientes instruciones:
" 1º Debes reunir a los Jefes de Centuria y exponerles la grave situación de España, atenazada enrtre las garras del Frente Popular
2º Todos los camaradas deben tener el convencimiento de que la Falange es y será la única organización política con arrestos para hacer cara a los elementos masónico -comunistas y al propio Gobierno del Frente Popular.
3º No tener confianza en los Partidos de derechas, pero hay que usar una política de atracción hacia los elementos jóvenes, que estoy seguro sentirán las mismas inquietudes y ambiciones que nosotros.
4º No pierdas el contacto con el comandante Moyano por ser un enlace muy destacado en el ejército.
5º Usar una actitud de astuta violencia para repeler la violencia allí donde esta se produzca por los agentes del Frente Popular, cuidando de organizar las represalias mediante una estrategia muy meditada.
6º Ser audaces en la conquista de la calle: tened presente que las revoluciones no las han ganado nunca los timoratos ni los cobardes.
7º Cuidar mucho las Falanges rurales, prestándoles armas y apoyo moral y material. No olvides nunca que en el campo está la vena mas sana, vigorosa, sufrida y noble de Castilla.
8º Cuidar mucho de la propaganda escrita, pero con las preocupaciones que tu conoces. La imprenta es un medio eficaz para levantar el espíritu un tanto alicaido en estas circunstancias de los hombres.
9º No descuidar la venta de los sellos de cotización ni los auxilios económicos que puedan prestarnos aquellos elementos de buena posición económica. Que te ayuden en esto los hermanos Calero y mi hermano Andrés.
10º Te encarezco mucho el socorro a las familias de los camaradas enncarcelados que lo necesiten. Cuida mucho de entregarles dinero sin que sepan de donde viene para no herir sus sentimientos.
Hay una curiosa anécdota: cuando Onésimo estaba recluido en la Cárcel de Valladolid, su esposa, acompañada por sus hijos le hacía frecuentes visitas. A Onésimo no le gustaba que estos le viesen tras las rejas. Y trataba de impedir por todos los medios esta visión traumatizante. Frecuentemente su esposa se situaba en un altozano próximo a la carcel. Y allí podía ver Onésimo -tras las rejas de su celda - como sus hijos jugaban y correteaban por el campo.
Siguió recibiendo cartas y misivas de Jose Antonio, como la del día 16 de mayo, en la que le participaba los resultados de la segunda vuelta de las Elecciones celebradas en Cuenca y en las que se presentaba de nuevo Jose Antonio y que resultaron un fraude pleno. También le comentaba el resultado del fallo de los Tribunales sobre la legalidad de la Falange que estaba en litigio con estas palabras: En cuanto al proceso por asociación ilegal, terminó como era de justicia, cosa en verdad no muy corriente en estas horas. Los Tribunales habían sentenciado que la Falange era un partido no sólo legal, sino también legítimo. Recibe ese mes otra carta más fechadas el día 19 de mayo.
El testimonio de Joaquín Saez Gijón, viejo camarada de Onésimo que compartió con él los dias de cautiverio en Valladolid, nos cuenta como, en el interior de la cárcel, les impartía pláticas y les preparaba anímicamente para el Alzamiento a aquellos 110 falangistas allí recluidos. Hacían ejercicio físico. Jose Antonio Girón dirigía las tablas gimnásticas, el capitán Gonzalo Ortiz, preso también, les adiestraba en la premilitar. Onésimo se preocupaba de nuestra fortaleza espiritual, tanto política, como religiosa.
El último artículo que salió de su ingenio se publicó en el Diario Regional, el día 27 de Mayo. Lo había escrito desde la soledad de la celda, con la sombra de los barrores proyectada sobre el suelo, escribiendo encima del petate extendido. En el se pronunciaba contra un atisbo de separatismo, el Estatuto Castellano -Leonés diciendo: esta novedad del autonomismo castellano -leonés patrocinado por los partidos de derechas, revelan un grado alarmante de descomposición ideológica y de abatimiento moral. Mas adelante añadía, enciéndase la fiebre autonomista en las regiones que nunca la sintieron, inoculándola como por vía de vacunación y acabaremos con lo poco que hasta hoy mismo reune instintivamente la conciencia y la fe de lo más extenso y sano del pueblo español: el entusiasmo por la unidad.
¿Desde cuando la emulación autonomista puede considerarse como germen de fortaleza nacional y como "aglutinante" de todas las regiones? O eso es una frase huera y una magnífica incongruencia o no entendemos de lógica.
El día 1 de junio, Jose Antonio le escribe para manifestarle su criterio sobre la cuestión del Estatuto Castellano Leonés que, sin haber tenido la ocasión de leer el último artículo de Onésimo, coincide plemamente con su contenido diciéndole desde la Cárcel Modelo de Madrid: Todos los que estamos aquí cambiamos impresiones acerca del nuevo tema del Estatuto de Castilla. Creemos que tienes razón desde el punto de vista español y desde el punto de vista castellano. El propósito del nuevo estatuto parece inspirado por el deseo de armar una pequeña política regional en la que descuellen ciertos valores que en lo nacional fracasaron: no se trata, pues, de nada que parezca prometer a España mejores horas. Y por otra parte, el admitir para Castilla un destino de región, con su Estatuto, su remedo de Parlamento y todo lo demás, es hacerla dimitir el otro destino, lleno de gloria tradicional, de ser el núcleo de España. En la siguiente carta de Jose Antonio, escrita ya desde la Cárcel de Alicante y que lleva fecha de 17 de junio le dice textualmente: el artículo del "Diario Regional" me gustó mucho. Desde luego sobre tu misma linea puedes mantener la polémica acerca del Estatuto sin aprobación previa, naturalmente, de cada trabajo, lo mismo que puedes considerarte autorizado para mantener vivo el fuego del Movimiento con toda la razonable holgura de iniciativa.
En el siguiente párrafo le da instrucciones para la reorganización provincial en estos términos: supongo que tendrás archiconocidas mis instrucciones para la organización de escuadras y células. Todo encarecimiento me parece poco para rogarte emplees cuanta energía puedas irradiar desde la cárcel en hacer que, cuanto antes, la provincia entera esté organizada así. Por lo menos quisiera que en los sitios donde ya hay JONS pudieras comunicarme para a fin de mes que no quede ni un solo militante no encuadrado en su escuadra "si es de primera línea" o en su célula "si es de segunda". Creo que constituidos así, no hay poder humano contra nosotros.
La prisión de Onesimo nos descubre el sentido de la fuerza del ideal y su grandeza porque la victoria se mide por la fuerza que opone el adversario.
TRASLADO A LA PRISIÓN DE ÁVILA
Onésimo Redondo y otros dieciocho camaradas falangistas reclusos en la Carcel provincial de Valladolid fueron trasladados a la prisión de Ávila, el día 25 de junio, a las tres de la madrugada, entre los que se encontraba también Arturo Ramos que opina que el pretexto que invocaron, en el momento de comunicar el traslado de cárcel, fue que éramos los falangistas presos muy revoltosos. Aludían, entre otras cosas, a los sucesos del 2 de mayo y a las huelgas de hambre y de silencio. Decían que había orden de Madrid privada, por teléfono y que éramos peligrosos.
También se especuló que su traslado era debido al temor del Gobernador Civil de que los falangistas liberasen al detenido.
Nos relata, aquel testigo vivencial, que les condujeron en una furgoneta custodiada por 18 guardias de asalto al mando del cabo San Juan. Antes de salir del recinto carcelario se produjo una emocionante escena en el rastrillo de la prisión. Cuenta otro testigo presencial que Onésimo se negaba a salir de su celda numero 11, temeroso de que en el camino la fuera aplicada la ley de fugas, como se había hecho en otras ocasiones. A propósito de la resistencia hubo momentos en que los funcionarios de prisiones y los guardias estuvieron a punto de hacer uso de las armas, mientras los falangistas ofrecían sus pechos a las amenazas, con escalofriante temeridad. Algunos familiares de falangistas, que aun no habían sido detenidos, aguardaban con dos coches la salida de los presos para ser escoltados hasta su destino y, al llegar a Avila, fueron destinados a una celda del segundo piso de la prisión que estaba partida en tres compartimentos con luz solamente en uno de los sectores.
A las dos horas escasas de su traslado a la cárcel de Avila ya circulaba por Valladolid un manifiesto redactado por Teodoro Gimenez desde su celda, escrito el dia 25 y que un oficial de la carcel se encargó de entregar el original al camarada Francisco García, que era el dueño de la Imprenta Católica quien se encargó de su difusión.
Durante el traslado de Valladolid a Avila, cerca ya del pueblecito de Martin Muñoz de las Posadas, se detuvo la camioneta
-Aquí nos liquidan, dijo uno por lo bajo.
Descendieron . Onésimo sonreía. Un automovil se acercaba presuroso en dirección contraria y al cruzarse con el camión fue reconocido el viajero del coche que, en aquel momento frenaba. Era Sebastián Criado del Rey, abogado, que tan pronto como descendió saludo a todos brazo en alto.
-¿Que pasa?
- Nos llevan a Avila, explicó Luis Gonzalez Vicen.
En Avila les recibió el funcionario Andrés Santamaría. En la hoja de entrada del archivo de la Prisión, fechada el 1 de julio de 1936, figuran como "presos gubernativos" y están inscritos sus nombres: El primero Onésimo, con el número 37 del libro de registro de entradas. Después Anselmo de la Iglesia, Gerardo Perdiguero, Arturo Ramos. . .
La cárcel, anteriormente, había sido convento de carmelitas, que conociera a San Juan de la Cruz. Ese mismo edificio, transformado en prisión, albergó a Onesimo y a sus camaradas de Valladolid, desde el 25 de junio hasta el 19 de julio de 1936, día en que fueron liberados quedando sus celdas vacías.
El día 30 de junio escribe el jefe castellano a quien le había sustituido durante su estancia en la cárcel de Valladolid, el camarada Teodoro Gimenez, que ya había sido también detenido e ingresado en Prisión al que le dice: adelante con la regularidad y la disciplina en la vida carcelaria. Las JONS de Valladolid es admiración y esperanza de España. Os mando conservéis el brillo y la excelencia de la organización con vuestra conducta escogida. Ya es mérito y grande ejemplo saber ser útiles desde la cárcel. Eso se consigue con nuestro régimen mezclado de alegría incansable, rebeldía oportuna y ejercicio físico. . . A todos os encarezco que cultivéis el espíritu de unidad y de sometimiento. La Falange tendrá muy en cuenta la conducta de los camaradas en la prisión. Fomentad la alegría. Estad seguros de que nuestro sacrificio es fecundísimo. Y de que, a los recargados de obligaciones familiares, no os faltará el pan. A todos os recuerdo con cariño. Un fuerte abrazo. Onésimo.
En la prisión de Avila recibe una nueva carta de Jose Antonio escrita ya desde su última morada, la prisión Provincial de Alicante, que esta datada el día 3 de julio de 1936. Dice así:
"Querido Onésimo: He recibido tus dos cartas (la segunda ahora mismo) y te las agradezco mucho.
Antes que nada hazme el favor de comunuicar mi agradecimiento, mi admiración y hasta mi envidia, a los camaradas de las JONS de la provincia de Valladolid, que tan alto están poniendo el nombre de la Falange. Te ruego des un abrazo a todos.
Hazme el favor de comunicar a la familia de nuestro camarada muerto en Aldeamayor, Abundio San Miguel, mi sincero pesar, y recíbelo tu en nombre de esas magníficas y sufridas JONS de Valladolid.
No olvides de escribir a Raimundo detalles de la muerte de ese muchacho, para contarlo entre nuestros mártires.
Un fuerte abrazo. Arriba España.
JOSE ANTONIO
La Vida en la prisión era similar a la de Valladolid. Cumplido el horario, a última hora, les reunía Onésimo a todos en la parte central de la celda, la única que tenía luz directa, a su alrededor. Les daba una charla en la que explicaba cada día un punto de la Falange. Después rezaban el rosario y terminaban cantando el "cara al sol", la canción de amor y de guerra de la Falange. Onésimo fue instalado en la franja central de la celda modular. Leía junto a la ventana.
El traslado a Avila, la ciudad española mas cerca del cielo, podía interpretarse como un símbolo y un barrunto.
Avila es una ciudad enteramente amurallada cuyos muros almenados definen su peculiar fisonomía. La fortificación externa se edificó en el año 1090. Tiene un perímetro de dos kilómetros y medio y la circundan noventa torreones semicirculares de piedra granítica e inexpugnable de doce metros de altura, por término medio. Para acceder al interior de la ciudad cuenta con nueve grandes puertas medievales, gigantescas. Dentro iglesias romámicas, como el enigmático templo de San Vicente levantado en el mismo solar donde fue martirizado en el siglo IV el santo que le dá nombre y que conserva siglas y marcas incisivas en las paredes indescifrables y hermeticas. En su cripta guarda la leyenda y la memoria de la sepultura de San Pedro del Barco, que, habiendo fallecido en el siglo II a orillas del río Tormes, y habiendo sido depositado su cuerpo sobre un mulo, este le condujo hasta la iglesia.
Los Reyes Católicos mandaron construir en Avila, llamada de los Caballeros, la Iglesia de Santo Tomás en 1483 para que sirviera de panteón a su único hijo varón, el infante don Juan. También los restos del Inquisidor Torquemada descansan en su sacristía.
Cuenta Avila con una catedral gótica, diseñada por el Maestro Fuchel, iniciada su edificación en el siglo XII como iglesia y fortaleza.
Pero Avila es la ciudad de la Santa mas representativa de España, Santa Teresa de Jesús, que nació en el interior de esta ciudad caballeresca y medieval y aquí asentó sus primeras fundaciones conventuales de las que nos dan testimonio el Convento de San José y el de la Encarnación, donde ella había morado.
Onésimo sobrellevaba con inquietud, pero con resignación, el cautiverio. Estaba impaciente por la situación general que se respiraba en aquellos momentos. Sabía que se estaba fraguando el desenlace de un Movimiento cívico -militar para poner fin al caos, a la inmundicia, al marxismo anquilosado en las fibras de España.
El 17 de julio hubo un intento de fuga de los falangistas detenidos en la prisión de Avila. Al camarada Souto le habían encerrado en el almacén y, con una almohada, a la caída de la tarde, simularon que estaba en cama enfermo. Pidieron una aspirina. Todo estaba a punto. Veinte mantas sustraidas del almacén de intendencia habían roto para trenzar la cadena de la evasión, a traves del muro de cerca de dos metros. Fuera, al pie del muro, esperaban tres coches para huir a Portugal. Faltaban las señales de la casa de enfrente. Ya había sido asesinado por el Gobierno frentepopulista, en Madrid, Calvo Sotelo, portavoz de la oposición parlamentaria, pero fueron descubiertos. Menos de cuarenta y ocho horas después serian liberados por los subelvados.
LIBERACION
Unos dias antes de la fecha señalada para el inicio del Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936, el enlace de las JONS de Valladolid, el abogado Elías Iglesias, había ya recibido las últimas instrucciones sobre los pormenores del desencadenante. Fernando Primo de Rivera, el hermano de Jose Antonio que permanecía en libertad, aunque en la mas estricta clandestinidad en Madrid, le presentó finalmente al general Saliquet que debía ser el responsable de tomar el mando y la iniciativa insurreccional en la plaza de Valladolid.
En aquella ciudad, al mediodía del 18 de julio, los camaradas Elías Iglesias, Jose María Gutierrez, Suarez Granda y Paulino Suarez, con el capitán Silvela, Ayudante del general Saliquet y oficiales jóvenes de la guarnición, se reunieron en casa del comandante Moyano, esperando al enlace de Burgos que habría de traer la esperada Orden de alzarse en armas. Como el emisario con las consignas e instrucciones no llegaba, los reunidos acordaron que a las cuatro de la madrugada se iniciaría la sublevación.
Pronto la noticia se extiende como un reguero de pólvora ¡HABIA ESTALLADO EL ALZAMIENTO NACIONAL!. Onésimo en la cárcel aconseja a sus camaradas calma, vigilia, alerta. Primero se cercioró que la noticia no era ni un rumor, ni un bulo, ni un espejismo. Cuando corroboró su veracidad, cuando supo a ciencia cierta que el Ejército se había levantado en armas contra la República, decidió la salida en unión de todos sus camaradas del recinto penitenciario de Avila. Se dirigieron alborozados, en columna, hacia la Academia de Intendencia que tiene su sede en dicha ciudad. Una vez alcanzada Onésimo les habla y les dá su primera orden: somos buenos católicos. Como tales debemos ir a dar gracias a Dios, confesarnos, oír misa, comulgar. Estar preparados. Asi lo hicieron todos, marchando al son de alegres canciones y repetidamente el himno de la Falange, por la calle Benavides, pequeña y en cuesta, hasta su fondo, donde se levanta granítica la Catedral.
Tras el oficio religioso se proveyeron de armas ligeras y municiones que les fueron facilitadas por el Ejército en la Academia de Intendencia y se dirigieron, rápidamente, sin perder un instante, a Valladolid. En el camino se cruzaron, a la altura del pueblo de Puente Mediano, con una columna de falangistas que, procedentes de Valladolid y en dirección contraria, acudían a liberar a sus camaradas. Entusiasmo general. Abrazos y sollozos de alegría. El reencuentro resultó emocionante. Todos juntos ya se encaminaron alborozados, de regreso, hacia la capital castellana.
Entraron marcialmente en la ciudad, pasados unos minutos de las cinco de la tarde. Onésimo va al encuentro del general Saliquet y de otros jefes y oficiales adictos. Se reune con los cuadros intermedios de la Falange. Todo sucede de forma vertiginosa. Les cursa órdenes, organiza los primeros alistamientos, se forman los primeros contingentes de voluntarios, dedicidos, dispuestos, listos para cualquier servicio o sacrificio.
Por la noche se encamina a la Radio. Allí pronuncia su primera alocución tras su liberación. Está agotado, pero el cansancio no hace mella en su ser. Fue el de aquella noche, del 19 de julio de 1936, su último mensaje radiofónico. Era una proclama viva, en directo, con voz sonora y firme:
"Los que me oís tenéis el ánimo suspenso ante el desarrollo del magnífico drama que hoy vive España. Digo el ánimo suspenso no porque el resultado de la lucha sea dudoso, sino por la inquietud que quiere sembrar la radio de Madrid a las órdenes todavía de lo que fue el Gobierno. Facil es percatarse del valor de los infundios de aquella emisora con considerar que es una radio al servicio del marxismo. Y la profesión más constante del marxismo es la mentira. La mentira para los marxistas es como el agua al pez, elemento necesario de vida. Con falsedades han vivido y han dañado;con falsedades mueren los que especulan con la ignorancia del pueblo"
Con esa introducción pretendia contrarrestrar el influjo de las ondas gubernamentales que se desgañitaban en lanzar mensajes engañosos. Proseguía:
El resultado de la lucha no puede ser incierto;es el Ejército el que la conduce, y contra el Ejército nadie puede. Locura y necedad es pensar otra cosa.
Y al lado del Ejército -¡anotadlo todos! - anotenló sobre todo los que alimentan la esperanza de resurgir, esta Falange Española de las JONS. Estas camisas que se han ofrecido por millares albergan pechos que ya no se retirarán sino con el triunfo o con la muerte. Estamos entregados totalmente a la guerra y ya, no habrá paz mientras el triunfo no sea completo.
Para nosotros todo reparo y todo freno está desechado. Ya no hay parientes. Ya no hay hijos, ni esposas, ni opadres: sólo está la Patria.
Os invito a la reflexión, españoles, porque sin duda la emoción, la ansiedad y la alegría de los instantes, no os han dado tiempo para las reflexiones políticas, que en la Falange son habituales y que nos acompañan con influjo de absoluta serenidad en estos momentos. Todo ha caído, todo ha sido rectificado y desdicho en el curso de los meses y los años, igual derechas que izquierdas;sólo la Falange permanece invariable;solo las JONS desde hace cinco años, como guiando su dedo por el de la Providencia, han señalado justamente lo que eran, han sido, son y serán las cosas de España.
Sabemos exactamente lo que la Patria quiere recobrar en estos instantes: que no es menos que reocbrarse a si misma. Había dejado de existir España y éramos una dependencia humillada de toda la escoria, de toda la secuela de ideologias fracasadas y groseras. Eramos una colonia de Rusia, que es como decir colonia de la barbarie organizada. La gran nación creada por Castilla era, al parecer, un espectáculo de ruinas y fealdad.
Ahora el Ejército ha salido por España, y del brazo de Falange, en la lucha civil de estos días, alumbramos al ser una España nueva en la que habrá de nuevo paz, pan y alegría familiar y cristiana.
No es la inseguridad del triunfo la que debe ocupar nuestra mente, sino la que esta tarde me manifestaba, lleno de admirable gravedad, un guardia civil.
"¿Será esto para siempre?"
He ahí el pensamiento que debe asistir a los que en estos días vivimos el gozo de una victoria segura;que dure para siempre.
La Falange, curtida en el aire de todas las pruebas, espectadora inmovil de tantos desengaños, se halla presente para que la victoria sea duradera, para conseguir la estabilidad absoluta del Estado Nuevo.
Para ello lleva impregnada su doctrina y relleno su programa de preocupación más profunda y extensa: la de redimir al proletariado. Aquí si que suena bien este concepto y esta gran frase, que sirvió para tanta política, para tanto fraude: redimir al proletariado.
Pero redimirle es atraerle al ser íntimo de la Patria, del que se halla ausente. España se halla trágicamenmte dividida en dos mitades y ocupa una de modo casi total el inmenso ejército de los que sacan su pan cotidiano del trabajo físico de sus manos, y el proletariado, en gran parte, no quiere a España;ni tiene alegría de formar parte de esta ilustre Nación, la mas grande por su Historia y por sus destinos.
Devolvamos a los obreros este patrimonio espiritual que perdieron, conquistando para ellos ante todo la satisfacción y la seguridad del vivir diario: el pan.
Volverán a ser españoles y producirán con ellos la unidad cierta de la Patria y la estabilidad del Estado cuando tengan la alegria y la paz de un vivir digno, de una existencia familiar segura y numerosa.
En este sentido España debe proletarizarse. Debe ser pueblo de ancha prole, que se multiplique en honor de la raza y en cumplimiento de sus altos destinos.
Serán traidores a la Patria, miembros indignos del Estado, los capitalistas, los ricos que asistidos hoy de una euforia fácil que, levantando acaso el brazo como si saludasen el advenimientro de una nueva era social, se ocupen como hasta aquí, con incorregible egoismo, de su solo interés sin volver la cabeza a los lados ni atras para contemplar la estela de hambre, de escasez y de dolor que les sigue y les cerca.
El Nuevo Estado Nacional Sindicalista operará con rigor y acabará con las palabras vanas y las promesas nunca cumplidas.
El pan para todos y la justicia para todos es nuestro lema y será pronto nuestra obra.
España Una. España Grande. España Libre. ¡ARRIBA ESPAÑA!
El dia 20 de julio núcleos organizados de voluntarios jonsistas acuden solícitos a Tudela del Duero, Quintanilla de Abajo y Cigales para sofocar algunos focos de resistencia armada de elementos comunistas, que iniciaban una contestación a la nueva situación planteada. Su ardor acalla pronto las bocas de los fusiles de los izquierdistas. Ese mismo día Onesimo se instala en unas dependencia del Cuartel General, la Academia de Caballería, donde se había establecido la plana de mando del Ejército leal a España. Desde su despacho abre un banderín de enganche para los voluntarios de Falange que se apiñan para ofrecerse y alistarse como voluntarios. Todos acuden con sus camisas azules, con las mangas remangadas, luciendo en sus pechos las flechas yugadas bordadas en hilo de un color rojo fuerte. Los campesinos con sus trajes de pana marrón o negra, sus camisas blancas, sus boinas rústicas hasta las sienes. Se van quedando todos formados en el patio de la Academia durante el día, cada vez son más, formando centurias, como unidades dispuestas a la intervención inmediata. El reclutamiento desborda las previsiones. Todos quieren un puesto en primera línea. El ambiente es entusiástico, indescriptible.
Onésimo, con un dinamismo y unas fuerzas sobrehumanas, organiza, controla, pasa revista a las nuevas centurias, se ocupa de la intendencia. La Academia de Caballería es un hormiguero de actividad sofocante. Había que incorporar a los camaradas a los cuarteles para nutrir sus unidades y suplir las faltas de los hombres que se hallaban disfrutando aquellos días los permisos de verano.
En cuarenta y ocho horas se crea un cuerpo expedicionario de milicias falangistas. El día 22 de julio, una centuria compuesta por ochenta muchachos, bajo el mando de Jose Antonio Girón, enprende ya la marcha para liberar Madrid. Muchos es la primera vez que empuñan un arma. Otros, los más, adolescentes, apenas pueden con el mosquetón. Se unen a una columna militar de ochocientos soldados, al mando del coronel Ricardo Serrador, que con algunos vehículos ligeros y pesados se enfila hacia la capital de España.
El día 22 de julio son esparcidas por la por las tierras de Castilla y León miles de octavillas cuyo texto redactó Onesimo y que los campesinos leyeron con avidez. Era una convocatoria y un desmentido. Su escueto texto decía:
¡A TODA LA TIERRA DE CASTILLA Y LEON!
Valladolid repleta de júbilo por su honrosa victoria sobre el gobierno antinacional, saluda a las ciudades y demás poblaciones hermanas de esta región.
Salimos al paso de unas necias especies lanzadas por la radio de Madrid sobre supuesto bombardeo de esta ciudad y rendición de la misma. Es increible que todavía se juegue así con la credulidad de los pueblos. Quienes con tanta infamia mienten, dan hasta el final pruebas del desprecio que les inspira el país que tenían tiranizado.
Valladolid se cree la primera ciudad de España en fe y en júbilo Nacional -Sindicalista. Nuestras centurias han pacificado la provincia, pasean en triunfo la capital y se destacan animosas hacia Madrid y otras provincias castellanas.
¡Arriba España! JONS de Valladolid.
A las 13 horas del dia 22 de julio de 1936 llegan los falangistas guiados por Girón, al pueblo de San Rafael, en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, que opera de barrera y escudo protector de Madrid. El día 23, de madrugada, dos nuevas centurias, conducidas por Luis Gonzalez Vicen, como jefe de la fuerza, y con sus jefes de centuria Clarencio Sanz y Mariano Greciet, procedentes de Valladolid se aprestan al paso de la cadena montañosa, escollo bien pertrechado por el ejército rojo con baterias y trincheras que, desde lo alto de la montaña, dominaban las aproximaciones desde la llanura, teniendo la zona batida a sus pies. Disparon sin cesar desde los bunkers de hormigón armado. Se intenta la toma del puerto del León, paso obligado entre las crestas de las montañas, para acceder al camino norte que conduce a Madrid, distante cincuenta kilometros de la cordillera. Los pinos son altos y tupidos. La sierra escabrosa.
Onésimo, el día 23 de julio, se acerca a las inmediaciones del Puerto del León, donde están las centurias de la falange tomando posiciones para la subida al Puerto. LLega para insuflar corage y ánimo en la dificil ascensión. Su avistamiento, por parte de los combatientes, eleva una moral de por si ya desbordante. Regresa posteriormente a sus tareas en su puesto de mando con la promesa a las milicias del frente que al día siguiente, de nuevo, alli estaría participando en su gesta.
La batalla por la toma del la posición de la cota del Alto del Leon es la primera de la Guerra. Fue una lucha encarnizada, colina a colina, palmo a palmo, cuerpo a cuerpo. El combate, estratégicamente, era desfavorable para los falangistas que se acercaban desde el llano y tenían que rebasar y atravesar la montaña en cuyas cumbres y laderas se encontraba apostado el enemigo. Las bajas diezman a las fuerzas atacantes que registran una página de heroismo y valor en muchos casos temerario. Después de la conquista de aquel puerto, donde la efigie de un berroqueño león echado marcaba la divisoria de los vertices de ambas Castillas, y que daba nombre al paraje, su nombre se cambia por el de Alto de los Leones de Castilla por el derroche de valor y el reguero de sangre derramada por la muchachada falangista de Valladolid. La Falange castellana, ciega de fe, marchaba a las trincueras enemigas cantando, cara a la muerte. Se habian batido como leones y ese fue el apelativo que ha quedado para la posteridad.
Los muchachos de Castilla
dejaron la mies dorada,
y por los caminos blancos
se fueron a la montaña
Camisas color de cielo,
bayonetas color de plata,
y en el pecho cinco flechas
del color de la alborada.
En el alto del León
hizo Castilla una hazaña
que la cantan las estrellas
a las medres apenadas
Los leones de Castilla;
madrecita ya no llores,
que es el Alto del León
El Alto de los leones.
LA TRAGICA MUERTE
El frente no tenía fijados claramente, en aquellos primeros dias de la contienda, sus perfiles bien definidos. Columnas republicanas merodeaban también por la retaguardia del avance de los pioneros falangistas. El día 24 de julio Onesimo, asiste a misa tenprana en el oratorio privado de la familia de don Ignacio Martin, donde personalmente ayuda a la celebración eucarística. Onésimo vivía en la misma finca y acude con frecuencia a casa de sus vecinos, donde en privado oficiaba un jesuita que vivía en el ático del inmueble. A la salida del oratorio, acabada la misa, regresa de nuevo a la primera línea de fuego, al puesto de mayor riesgo, con sus viejos camaradas que ahora estaban pasando la ordalía decisiva, la prueba suprema. Iba en un automovil marca ford, propiedad de Eduardo Martín Alonso, con su hermano Andrés y el joven agricultor Agustín Sastre. En la localidad de Olmedo, a medio camino, se montó tambien con ellos Jesús Salcedo.
Pasaba algo mas de treinta minutos del mediodía cuando llegaron a Labajos, un minúsculo pueblo donde ya se insinúan las ondulaciones del terreno. El municipio estaba compuesto de varios caseríos de adobe y piedra, desperdigados a ambos lados de la carretera. Sus habitantes no llegaban a quinientas personas. Al fondo, en el horizonte ya cercano, la sierra de Guadarrama que desde esta posicion tiene un color de musgo . Allí estacionados se encontraban varios camiones. El coche donde iba Onésimo se detuvo pensando que eran falangistas por el color azul de sus monos. En realidads se trataba de milicianos comunistas de la Columna mandada por el teniente coronel Julio Manglada Rosenor, famoso por sus excentricidades, y que, procedentes del pueblo de Cebreros, se habían detenido en ese lugar para asesinar al cura párroco y al no encontarle asaltaron el cuartel de la Guardia Civil y apresaron al falangista Montes al que le condujeron a los camiones para abatirle a tiros.
Cuando estaban a punto de dispararle sintieron el ruido del motor de un coche que se acercaba por la dirección de Valladolid. La llegada de Onésimo detuvo la ejecución. En el camión había mas de veinte hombres armados con pañuelos rojinegros anudados al cuello. El calor es asfixiante. El sol pica. Junto a la plaza, un teniente del ejército republicano hace preguntas indagatorias a los lugareños.
Onésimo y sus acompañantes creen que se trata de los falangistas que habían salido las vísperas hacia el frente. El color de sus monos y los colores rojos y negros de sus indumentarias, utilizados por la F. A. I (Federación Anarquista Ibérica) y por la C. N. T. (Confederación Nacional del Trabajo), contribuyen a la confusión. Con plena confianza el coche se detiene ante los dos centinelas, con el fusil en los brazos, que desde lejos les da el alto para reconocimiento y control. No hay ninguna sospecha. Andrés es el primero que desciende para saludarles. . .
¡Arriba España! Viene en el vehículo el Jefe Provincial de Falange de Valladolid y tenemos prisa por llegar a las líneas de vanguardia, donde se baten nuestros bravos camaradas.
Al oir sus palabras los hombres que estaban sobre el camión se bajan de un salto y el teniente se adelanta pistola en mano hacia los fusileros que cerraban el paso al vehículo. Todos bajan del coche. En aquel instante el teniente grita: ¡Son fascistas! ¡fuego a discrección!
Todo sucede en décimas de segundo. Las balas acribillan el cuerpo de Onésimo. Martín Alonso trata de poner de nuevo el coche en marcha. Andres Redondo y Salcedo están situados en la aleta contraria a la procedencia de las descargas, agazapados para evitar los impactos. Una bala cercena la rodilla de Onésimo que cae a tierra desplomado. Los acompañantes no pueden hacer nada por defender el cuerpo yacente de Onésimo que recibe multiples disparos, cerca de la cuneta. Unos metros más allá era alcanzado y caía fulminante Agustin Sastre. Andrés Redondo, Salcedo y Martín Alonso consiguen huir, campo a través, en direcciones opuestas, entre el silbido de las balas. Tras el golpe mortal, los milicianos comunistas huyen de inmediato por la alarma que provocaría su intervención. Onésimo habia quedado tendido, con los brazos abiertos en cruz y el rostro hacia el infinito cielo de Castilla.
La emboscada fortuita rasgó el velo de la vida sublime y ejemplar del Caudillo castellano. El 24 de julio, último día de su vida es el primero de descanso en sus cinco años de lucha. Aquel mismo día había escrito, antes de salir hacia la linea del frente de combate, unas palabras postreras dirigidas, como tantas otras, a los labradores de Castilla y León:
"A TODA LA TIERRA DE CASTILLA Y LEON. 24 DE JULIO DE 1936
La Patria resucita como siempre se crearon los imperios: entre el ruido victorioso de las armas.
Castilla asiste con júbilo frenético a esta explosión inesperada de grandeza y de justicia. Sentimos que el ser de la España envejecida se renueva con su mejor estilo. España se hizo combatiendo y pisando a la barbarie, con Castilla como región capitana.
Esos puertos del Guadarrama que se estremecen con el avance duro de los infantes y artilleros castellanos, lanzan sobre Madrid el aviso histórico de que su perversión y sus errores van a terminar.
Redimiremos a Madrid de sus enemigos de dentro y a nuestra tierra de una pesadilla antigua. Ya no será Madrid la ciudad incomprensiva y alejada de los intereses de Castilla.
Labradores Castellanos: en estos días se ventila y se asegura vuestro porvenir. El Ejército y la Falange luchan por vosotros. Asistidnos con vuestro tesón y vuestra fe.
¡Arriba España! JONS de Valladolid
Conocida la noticia, el Sr. Lopez Amo se hizo cargo del cadaver del Jefe de Falange y fue trasladado en su coche a Valladolid. La noticia corrió como un escalofrío en aquel caluroso verano. Toda la España Nacional se conmocionó. Los campesinos paran sus faenas, para salir al camino, a saludar brazo en alto, al paso de su cuerpo inerte.
Aquel pueblo humilde de Labajos entró desolado en la Historia, aquel dia de canícula ardiente. El jefe castellano había muerto cerca de los trigales, de los surcos, ¡cara al sol!
LAS EXEQUIAS
La Capilla ardiente quedó instalada en el Ayuntamiento de Valladolid. En aquella capilla velatoria, su cadaver, aun caliente, recoge los últimos juramentos, apretados de lágrimas, de sus valientes jonsistas. Aquella misma noche una impresionante multitud rezaba en la Plaza Mayor, repleta en sus cuatro esquinas, una plegaria por su eterno descanso.
Al entierro acudió la ciudad en pleno. Camaradas que habían comportido con el Jefe su compañia en la lucha y en las prisiones de Valladolid y Avila llevan a hombros su ataud, al frente del triste cortejo. Sollozos, brazos en alto, escenas de dolor no contenido. Hombres y mujeres se arrodillan al paso de la comitiva fúnebre. Doblan campanas y parches destemplados, hachones encendidos, forman la comitiva hacia los luceros. Falange y España se visten de luto. Un sonoro ¡Presente! rompe el silencio cada vez que se invoca su nombre.
Salta al viento la estrofa fúnebre de Francisco Javier Martin Abril:
Sordina tienen los vientos
sordina tienen los mares
porque a Onésimo Redondo
le mataron ayer tarde
Se lo llevan entre flores
los muchachos de Falange
paso lento con redoble
de tambores funerales.
El cuerpo fue sepultado en el Cementerio de la ciudad, en la sepultura propiedad de la familia Redondo, en el paseo Transversal número 6, cuadro 31.
El padre Pascual Arroyo, que habia dirigido espiritualmente a Onésimo, al enterarse de su muerte manifestó: "La medra de un santo no necesita consuelo". Dionisio Ridruejo apostillaría que Onesimo era el más oficialmente católico de todos los falangistas.
Los campos de la meseta vierten abundantes lágrimas. Onésimo había entregado su vida a Dios y a España a los 31 años de edad. Los poetas le cantan y Jose Villanueva de la Rosa escribe:
"Asi eras tu, Onésimo Redondo, como el chopo: árbol de Castilla que hunde sus raices largas en la tierra fresca de las riberas del Duero. Como el chopo recio y erguido en su proyección inflexible hacia el cielo. Erguido y recio tu también, Onesimo Redondo, ansioso de infinitos cielos azules.
¡Como amabas a tu vieja Castilla! Enraizado en su tierra morena, querías sus casas de adobe, sus flores humildes, sus trigales prietos.
Y te acercabas a ella para ensanchar tu alma, respirando en las tardes doradas el aire que tenía frescura y sabor de pinares.
Y con tu palabra, aspera y caliente -como tu cariño - removías las almas campesinas guardadas en los cuerpos sarmentosos de oscuros labriegos.
Y ellos te seguían, fijos los ojos en los tuyos, duros y escrutadores, y su esperanza puesta en la esperanza tuya.
Asi amabas tu a Castilla: con ansia de sacudirla el alma y despertarla de su modorra. La enseñaste a querer cosas grandes, como grandes eran las cosas que tu querías.
Y porque lo quisiste tu, lo quiso también Castilla.
Y aqui tuienes hoy, Onesimo, como tu la soñaste: En Pie por España, con vocación de guerra, con vocación de imperio.
Asi eras tu, Onésimo Redondo.
Raiz en la tierra bendita de Castilla;recio y erguido en proyección inflexible hacia el cielo.
Como el chopo eras tu, Onésimo Redondo, la vertical de Castilla"
El sentimiento de pesadumbre desgarró el alma de los poetas como Agustin de Foxa que dijeron
"No hay amapola en Castilla
mejor que su herida abierta
¡Como lloraban los arboles
y el agua de las acequias
el panal sobre la roca
y el redil de las ovejas!
¡Que a Onesimo le han matado!
grita el pastor. Y contestan:
¡Presente! todos los campos
desde Segovia a Palencia. . .
Cuando se cumplía ya el décimo aniversario de la Fundación de Libertad, el dia 13 de junio de 1941, a la hora temprana, las campanas de todas las iglesias de la ciudad voltean y su sonoridad de bronce viejo cala en el aire. No es un tañido de dolor, sino un repique de gloria a la heroicidad. Miles de camisas viejas de las JONS, de mujeres de la sección femenina de la Falange, antiguos excombatientes, caballeros mutilados de guerra, centurias formadas de las organizaciones juveniles, el pueblo todo acude a presenciar la nocturna comitiva de honor, encabezada por la cruz alada del clero parroquial de la Iglesia de Santiado, cuando se exhuman los restos mortales de Onésimo. Era noche cerrada. Las antorchas de sus camaradas ponen luz al cortejo. Era un homenaje póstumo. El féretro entraba en el salón de plenos del Ayuntamiento a las cuatro de la madrugada. Volvía de nuevo a la Casa Consistorial donde, en 1936, se instaló su velatorio. Fue otra noche de vigilia. El túmulo iba ceñido de la bandera rojinegra de la Falange. Las andas las portaban sus bisoñas escuadras, hoy, diez años mas tarde, ya curtidas por la pasada guerra, de los camaradas de la primera hora.
Tres paradas, tres altos se suceden en el cortejo, para rezar sendos responsos en el camino desde el cementerio al Ayuntamiento. Ante la Carcel, ante la Iglesia de las Madres Descalzas y frente a su domicilio. En la Plaza Mayor , la Milicia Universitaria, con armas, daba guardia de honor al recinto municipal, donde, la Corporación en pleno y relevantes autoridades, aguardan la llegada de los restos. Se sucedne ininterrumpidamente los turnos de vela y por la mañana se oficia un solemne funeral en la iglesia de San Benito el Real.
Desde el Ayuntamiento a la Iglesia donde se celebraría el funeral de corpore in sepulto portan las andas el ministro Miguel Primo de Rivera, hermano de Jose Antonio, Giron, Ministro de Trabajo, Carceller, titular de la cartera de Industria, Sancho Davila, Agustin Aznar. . . Preside las exequias el Ministro Secretario General del Movimiento, camarada Arrese. A la derecha del túmulo mortuorio los hijos de Onésimo, Mercedes, Pilar y Onésimo, el pequeño viste uniforme de flecha, están junto con su abuelo paterno, el hermano de Onesimo Andrés, sus hermanas, parientes, familiares y allegados.
La coral acompañada de la orquesta sinfónica de Madrid que canta la misa de Requien de Perossi.
Al término de los oficios, en una formación compacta, se organiza el cortejo formado por la centuria de honor que abre la comitiva y tras ella el SEU de Valladolid, la Vieja Guardia de la Falange, Cruz Alzada y clero parroquial, representante del Jefe del estado, ministros y jerarquías, la Junta Política. El cuarto relevo, antes de devolver el cuerpo a la tierra, lo portan el director, redactores y colaboradores del periódico Libertad y entre ellos Jesús Ercilla, Dionisio Ridruejo y Juan Aparicio.
El cuerpo se deposita de nuevo en tierra, a la sombra de un panteón de líneas clásicas, donde reposará para la eternidad el caudillo de la meseta castellana
Se pronuncian discurso al dar sepultura a las cenizas mortales de Onésimo. El Ministro de Trabajo, Girón de Velasco, ordena la posición de firmes a los asistentes y comienza su alocución diciendo que no hemos venido solamente a cumplir el deber de encomendar a Dios al amigo y al camarada que prestó su último servicio en la primera encrucijada de la guerra. Hemos venido también a dar la novedad al capitán, el parte militar de la situación de sus huestes, la información de las incidencias del avance, porque Onésimo no es para nosotros, jonsistas de Castilla, el conductor perdido que vive en el recuerdo, el camarada presente en nuestro afán. Es más. Es el Jefe que comparte con nosotros la inquietud de cada hora, que nos anima y nos conforta en la lucha, el camarada a cuyas órdenes tenemos el deber y el derecho de someternos. Al término de su discurso, a los pies del monumento erigido en el cementerio, se entonó el himno de la Falange. A continuación se celebró un acto político, una concentración popular, en el Campo Grande, donde hicieron uso de la palabra el director del diario Libertad Narciso García Sanchez, el Gobernador Civil Jose Rivero, que procedió a leer el Decreto del Caudillo Francisco Franco por el que se concedía la Laureada colectiva a la ciudad de Valladolid, asi como que el pueblo de Quintanilla de Abajo se denomine, en lo sucesivo, Quintanilla de Onésimo y que en Labajos, donde Onésimo rindiera sus impetus, la Falange consagre su recuerdo en un monumento en piedra de granito. Terminaron los discursos con las palabras del Ministro de Agricultura, Miguel Primo de Rivera, que apuntó quela Falange perdura en la vida y en la muerte como una cosa unida, indestructible e inseparable. Terminó las intervenciones, con un vibrante discurso el Ministro Secretario General del Movimiento, Jose Luis Arrese, antes los mas de 25. 000 asistentes que llenaban la esplanada. Cerro el acto un desfile de la Falange que presenció, desde la Tribuna, el general Moscardó, heroe laureado del Alcazar de Toledo.
Años más tarde, en lo alto del Cerro de San Cristobal, abierto hacia los horizontes cardinales de España, atalaya y otero de la Castilla inmemorial, elevado sobre la altiplanicie, cercano a Valladolid, se alza un monumento escultórico dedicado a perpetuar el recuerdo perenne de Onesimo que supo infundir alma y precisión, extensión y profundidad a la doctrina de la Falange eterna.
RESUMEN DE SU VIDA
Onésimo Redondo nació en Quintanilla de Abajo (Valladolid) –hoy Quintanilla de Onésimo- en el año 1905.
Era hijo de padres labradores y las dos grandes pasiones de su vida fueron el campo y Castilla, a la que consideraba cuna del Imperio español y de la futura Revolución Nacional. Onésimo era el prototipo del hombre que vive y muere por unos ideales.
Onésimo ya desde muy joven tenía fama de hombre aislado y solitario. Los que le conocieron siempre le recordaron fundamentalmente leyendo y paseando por el campo.
Era más bien alto, de complexión fuerte, de mirada penetrante, firme y soñadora. Tenía el rostro asceta y de un iluminado; ágil de pensamiento, rígido de costumbres, austero sencillo, humilde, fuerte en el mando, valiente, decidido y de ademanes severos y marciales: el hombre ideal para despertar Castilla de su letargo y la antítesis de los charlatanes y politicastros afeminados – de derecha o de izquierda- de la democracia. A Onésimo le repugnaba profundamente la charlatanería parlamentaría, los periodistas, a los que denominaba "periodistas de la pluma", las grandes urbes, la crítica y la murmuración. Despreciaba la democracia y aspiraba a crear una nueva Orden de monjes-guerreros como en la Edad Media.
Era un hombre de una profunda espiritualidad, pero de una espiritualidad viril y heroica, vivida y practicada sin los exhibicionismos o gazmoñerías típicos de los gilipollas cuellotorcidos de Acción Católica o del Opus Dei. Rendía culto a la fortaleza física, la forma muscular y atlética que consideraba indispensables y paralelas a la educación política. Hacía gimnasia cotidiana y salía al campo en largas caminatas. Amaba profundamente la Madre Naturaleza y le gustaba aislarse entre bosques y montañas. Abstemio total –no bebía alcohol ni fumaba-, una de sus aficiones era la de catar el agua de los manantiales del campo y la de hacer excursiones por el monte con sus camaradas.
En 1927-28 Onésimo estuvo como asistente de las clases de español de la Escuela Superior de Mannheim, la Handels-Hochschule, en Alemania. Varias cosas le llamaron la atención durante su estancia en Alemania. Entre ellos, la labor de los sindicatos, el sentido de la disciplina y el espíritu de trabajo que tenían los alemanes. En cambio le repugnaban profundamente la libertad de costumbres y la corrupción que existían bajo la asquerosa y repulsiva Republica de Weimar. Vino muy impresionado por el movimiento nacional-socialista de Adolf Hitler, al que admiraba. También admiraba los bosques Baviera y las montañas de la Selva Negra, y las tierras del Rhin. Onésimo comparaba aquel espectáculo con el escenario que ofrecían los campos castellanos y se afirmó en el deseo de repoblar Castilla de árboles.
Al regresar de Alemania, Onésimo Redondo entra en contacto en Valladolid con el "Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja". Onésimo reorganizó el Sindicato de arriba abajo, dándole impulso y carácter convirtiéndole en poco tiempo en una de las entidades más poderosas y mejor dirigidas, consiguiendo romper el monopolio que tenía la industria azucarera hasta entonces y que afectaba a los intereses de los agricultores. Onésimo hizo ganar nada más y nada menos que 20.000.000 de pesetas de la época a agricultores de Palencia y Valladolid.
En junio de 1931 crea el semanario "Libertad" que él mismo calificó de "antiburgués y revolucionario", y en agosto del mismo año crea el movimiento de las "Juntas Castellanas de Actuación Hispánica", de carácter nacional-revolucionario y antidemocrático. Es a partir de entoncescuando contacta con Ramiro Ledesma y su grupo, "La Conquista del Estado", fundado por el mismo Ramiro en marzo de 1931.
En octubre de 1931 se produce la primera fusión de la Historia del movimiento Nacional-sindicalista: Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo tras fusionar sus respectivos movimientos, fundan la organización "Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista"(JONS). La nueva organización sería dirigida por un consejo nacional que, en realidad, se convirtió en un duunvirato en el que tanto Ledesma como Redondo continuaron dirigiendo sus respectivos grupos más o menos autónomamente.
En 1932 Onésimo se vio obligado a exiliarse a Portugal al estar más o menos implicado en el intento de golpe de Estado del General Sanjurjo contra la nefasta y ridícula República que había en España, y que no era nada más que una Camuflada dictadura de gentecilla sin honor y sin alma.
En febrero de 1934 se produjo la segunda fusión de la Historia del Movimiento con la Falange de José Antonio, naciendo así la organización "Falange Española de las JONS" que en un principio sería dirigida por un triunvirato formado por José Antonio, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda. Onésimo se conformó con pasar a un segundo plano como miembro destacado del Consejo Nacional y de la Junta Política del Movimiento además de las heroicas Falanges Castellanas.
En octubre de 1934, José Antonio era elegido por el Consejo Nacional como jefe absoluto del Movimiento Nacional-Sindicalista. Su primera decisión como jefe fue la de imponer la Camisa Azul como uniforme hábito de esta nueva Orden monástico-militar que era la Falange Española de las JONS. Una hermandad sagrada de fanáticos creyentes y combatientes.
Onésimo Redondo, más inclinado políticamente a Ramiro que a José Antonio, en un principio secundó la escisión de Ramiro en enro de 1935 intentando separar las JONS de la Falange, pero finalmente, pasados los primeros momentos de confusión, Onésimo permaneció fiel a la disciplina de la Organización y Ramiro sería expulsado del movimiento Nacional-Sindicalista por traidor .
Como León Degrelle en Bélgica, Onésimo inició su carrera política inicialmente en "Acción Nacional", rama política de "Acción Católica", aunque como és lógico acabaría rompiendo con esa gentuza: el espíritu combativo y rebelde de Onésimo mal podría casar con el de los hombrecillos de "Acción Católica" más dados a las aguas templadas, al conformismo, la componenda y los lloriqueos. Ya en 1933 calificó a "Acción Nacional" de "partido burgués".
La espiritualidad guerrera y solar de Onésimoera la antítesis de la espiritualidad enfermiza y telúrico-demoníaca del nacional-catolicismo, verdadero cáncer de la España moderna .
Tras la victoria de la chusma marxista del Frente Popular en las elecciones populares de febrero de 1936 – que fueron una farsa-, comienza la persecución oficial a gran escala de la Falange. El 14 de marzo 1936 la Dirección General de Seguridad clausura todos los centros de Falange de toda España y detiene a los principales dirigentes, entre ellos José Antonio, que ya no saldría de prisión. Ese mismo año se detuvo también a Onésimo y a dos falangistas más .
Una vez en la cárcel, Onésimo impuso una vida bastante metódica a sus camaradas de prisión. Por la mañana hacían deporte. Por las tardes leían o jugaban al ajedrez, y de vez en cuando apaleaban a los presos comunes. Onésimo se preocupaba por la formación cultural de sus camaradas detenidos y les aconsejaba con frecuencia lecturas. Hay que señalar que Onésimo nunca abandonó la dirección del Sindicato Remolachero, incluso dentro de la cárcel.
Una vez estallada la Revolución Nacional contra de la mierda democrática y la hidra marxista, el 18 de julio de 1936, los falangistas encarcelados en la prisión provincial de Ávila –entre ellos Onésimo- son puestos en libertad.
Una vez llegado a Valladolid, Onésimo desarrolló una febril y fanática actividad. Desde la Academia de Caballería dirigía las milicias falangistas y organizaba la intendencia y el reclutamiento. Pronunció bastantes discursos y alocuciones por radio.
Onésimo fue al Alto de los Leones de Castilla para infundir ánimos a los falangistas que allí luchaban en la Santa Cruzada contra la democracia y el marxismo que acababa de empezar.
Las batallas de Somosierra y el Alto de los Leones son las primeras, cronológicamente hablando, de la Cruzada. Ambas se distinguieron por su ferocidad.
El 23 de julio de 1936 murió este Héroe de Leyenda, asesinado por la canalla marxista cuando se dirigía al frente, en el pueblo castellano de Labajos (Segovia).
La muerte de Onésimo –como la de José Antonio- también estuvo rodeada de cierto misterio, por inesperada y fulminante y por el desconcierto que reinó entre los que le acompañaron en sus últimos momentos. Todo ello hizo que este capítulo se viese oscurecido durante mucho tiempo. Una vez más se vuelve a repetir la leyenda del Héroe que nunca muere y que su desaparición es más aparente que real . El Caudillo de Castilla tenía tan sólo 31 años cuando desapareció... los mismos que tenía Ramiro Ledesma cuando también fue cobardemente asesinado por una cuadrilla de hijos de puta de extrema izquierda el 29 de octubre de 1936, III aniversario de la fundación de Falange. José Antonio caería también, tras una farsa de juicio, el 20 de noviembre de 1936 a la edad de 33, naciendo el mito del "Ausente"
notas a pie de página
(1) Escrito inédito de Onésimo Redondo datado entre 1923 -1926
(2) José Luis Minguez Goyanes: "Onésimo Redondo 1905 -1936" - Precursos Sindicalista -. Editorial San Martín. Madrid 1990. p. 14
(3) José Luis Minguez Goyanes. op. cit. pag. 17
(4) Libertad nº 8, 3 -8 -31
(5) S. P. nº 96, 8 -3 -59
(6) Libertad nº 1, 18 -6 -31
(7) Fragoso del Toro: "La España de Ayer". Vol. I, pag. 233
(8) Libertad nº 39, 7 -3 -32
(9) Igualdad nº 14, 13 -2 -33
(10) Las ideas de Onésimo Redondo sobre la Reforma agraria quedan expuestas en:
Libertad 13 -3 -31 "Castilla Desamparada"
27 -6 -31 "La desaparición de las confederaciones"
20 -7 -31 "El mayor peligro para el campo"
14 -9 -31 "Ideas de Reforma Agraria"
21 -9 -31 "Tierra para los campesinos"
13 -1 -32 "Ante la Reforma Agraria"
25 -1 -32 "Clases de reforma"
8 -8 -32
22 -1 -34
2 -11 -33
Igualdad: 3 -7 -33
24 -7 -33
(11) Libertad nº 66, 4 -12 -33
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