miércoles, 16 de abril de 2008
Desde que se concede la insignia de la bandera para el pueblo argentino
POR VICTORIOSA
Desde que se concede la insignia de la bandera para el pueblo argentino, se establece un antes y un después en el compromiso y en la base moral de todo patriota. Las ansias de libertad, de progreso y de justicia; se plasmaron en sus colores; y el ideal de la república nacía; todo esto concretado en el acto que comprende la jura del compromiso eterno, ya que sería ella quien nos abriría un camino en la identidad, y nos guiaría en cada paso que demos bajo su manto sagrado.
Quizás para unos cuántos no es un hecho contemporáneo rendirle un mínimo respeto porque asume la responsabilidad de mostrar nuestra imagen al mundo; pero para otros, significa una gran parte de nuestros valores como defensores de nuestra tierra y todo lo que respecta. Lo que nos corresponde y representa como ciudadanos nos acompaña fielmente día a día en el reconocimiento de cada uno como parte de esta Nación; y bien, muchos se preguntarán qué necesidad de responder dicho cumplido, mientras que otros ni siquiera se preocupan en pensarlo.
De qué manera contribuimos en este asunto si juzgamos el aspecto y el ideal nacionalista cuando en realidad no se tiene una idea concreta o un concepto claro y tampoco se hace nada por obtenerlo. Es mucho más fácil negociar con calumnias históricas y abrir la boca para emitir críticas antes que soluciones, pues cuando ellos piensan en su capital en la comodidad de su seno burgués, de manera simultánea un grupo de “controvertida” afinidad política, debate y propone por una mejor economía y lucha por el bienestar de su gente.
Teniendo cuentas pendientes con el país, tenemos cuentas con aquellos que se ponen de pie y avocan su esfuerzo para construir un futuro.
Teniendo cuentas con el país, tenemos cuentas con nosotros mismos; porque Argentina somos todos.
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